Invoco al Dios Supremo,
que me dé la inspiración,
para que en esta ocasión,
pueda escribir con certeza,
y vengan a mi cabeza,
partes de historia Argentina,
una historia que aglutina,
al soldado varonil,
que luchó un dos de Abril,
En nuestras Islas Malvinas.
Desembarcaron las tropas,
en buques de la Marina,
en esa tierra Argentina,
que usurparon los Ingleses,
fueron nuestras por dos meses,
y costaron muchas vidas,
tantas familias heridas,
tantos hijos fallecidos,
que lucharon convencidos,
Por ésta Patria querida.
Ondeó alta la bandera,
en aquel rincón austral,
tierra agreste, sin igual,
que los chicos defendieron,
con hombría se batieron,
y al piratón imperial,
le mostraron su ideal,
de honor y patriotismo,
reconociendo él mismo,
Esa conducta cabal.
También se vio en el mar,
el valor del marinero,
dejando su propio cuero,
en las aguas congeladas,
después de la torpedeada,
del Gran Crucero Belgrano,
tripulantes muy baquianos,
con Bonzo, su capitán,
lucharon hasta el final,
Para salvar sus hermanos.
Por los cielos, en el sur,
nuestros pilotos volaron,
su valentía mostraron,
cuando atacaban la flota,
la intrepidez que se nota,
volando al ras del mar,
llegando a disparar,
sus bombas con precisión,
despertando admiración,
Por esta entrega sin par.
Al final y con ayuda,
los Ingleses, nos vencieron,
y en carne propia sintieron,
el valor de nuestros pibes,
con honores, se describe,
lo mucho que se brindaron,
por la patria se jugaron,
y poco, reconocemos,
es justo que los honremos,
Por lo bien que se portaron.
La guerra deja heridas,
que el tiempo no borrará,
en las almas quedará,
como grabadas a fuego,
por eso al Padre le ruego,
que les dé resignación,
les brinde su bendición,
y por sus hijos, insisto:
los tenga junto a Cristo,
Llenos de amor y pasión.
En homenaje a los Argentinos de verdad:
Fabricio Perazzo
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