Proyecto
Cervantes: búsqueda, localización y estudio osteológico
de
los restos mortales de Don Miguel de Cervantes
INFORME EJECUTIVO DE LA SEGUNDA FASE
2015
Nota previa (16-03-2015):
este informe es un resumen sintético de los principales hallazgos centrados en
el proyecto de investigación de la tumba de Miguel de Cervantes. Al mismo
tiempo se está realizando un amplio informe con toda la información generada en
el caso.
Proyecto
Cervantes: búsqueda, localización y estudio osteológico
de
los restos mortales de Don Miguel de Cervantes
INFORME EJECUTIVO DE LA SEGUNDA FASE
Índice
Informe
histórico (Francisco José Marín Perellón)
Informe
excavación (Almudena García Rubio y Francisco Etxeberria)
- Resumen de los resultados generales
de la excavación.
- Reducción 4.2/32.
Anexos
1.
Equipo de investigación y colaboraciones
2.
Estudio osteológico (María Benito, Enrique
Dorado, Francisco Etxeberria, María Fortuna, Ignasi Galtés, Mari Paz de Miguel,
Javier Iglesias, Alexandra Muñoz, Bernardo Perea, Luis Ríos, José Antonio
Sánchez y Fernando Serrulla)
3.
Nota sobre textiles (Elvira González y Lucinda Llorente)
4.
Nota sobre numismática (Alberto Canto García)
5.
Enfermedad y muerte de Cervantes (Julio
Montes)
6.
Análisis medioambiental de la cripta
(Fernando Serrulla)
7.
Digitalización de las momias encontradas en
la cripta (Daniel García Martínez y Markus Bastir)
8.
Intervención de restauración en el
muro norte de la cripta iglesia MM Trinitarias (Escuela Superior de
Restauración de Madrid).
9.
Cuerpos momificados en la cripta de la iglesia MM Trinitarias (Mercedes
González Fernández)
Informe histórico sobre la
sepultura de Miguel de Cervantes Saavedra y el convento de San Ildefonso, de Trinitarias
Descalzas, de Madrid
Francisco
José Marín Perellón
El
estudio de las series documentales relacionadas con el convento de San
Ildefonso y la investigación histórica se acometieron de forma simultánea en 3 de febrero, una vez
iniciados los trabajos arqueológicos en la cripta de la iglesia de dicho
convento.
Los datos aceptados
hasta hoy son los siguientes: Cervantes falleció en la casa que tenía arrendada
en la calle del León perteneciente al licenciado Francisco Martínez, capellán
del convento de San Ildefonso, un 22 de abril de 1616. Su sepelio fue
consignado puntualmente en el correspondiente libro de difuntos de la iglesia parroquial de San Sebastián, de
Madrid [1]
la cual, en aplicación de las disposiciones tridentinas, registraba de oficio
el óbito de sus parroquianos:
«Miguel de Zerbantes.
Ojo
[sic]
|
En 23
de abril de 1616 años murió Miguel
de Çerbantes Sahauedra, casado con doña
Catalina de Salazar, calle del
León. Recibió los Santos Sacramentos de mano del licenciado
Francisco López. Mandóse enterrar
en las Monjas Trenitarias. Mandó
dos missas del alma, y lo demás a voluntad
de su muger, que [e]s testamentaria
y el licenciado Francisco Martínez, que viue
allí».
|
En aplicación de su
testamento, aún hoy perdido, fue enterrado en la iglesia del convento de San
Ildefonso, de Trinitarias Descalzas, al día siguiente, 23 de abril; su sepelio
fue posible gracias a la caridad de la Venerable Orden Tercera, congregación en
la que había profesado el Sábado Santo de ese mismo año: el 2 de abril, tan
solo veinte días antes de su muerte [2].
El dato preciso de su
óbito es conocido de antiguo, al menos desde 1749, con motivo de la edición de
sus comedias y entremeses en dos volúmenes, editados en Madrid [3]:
su prólogo ofrece como colofón la primera transcripción del registro del libro
de difuntos de San Sebastián. De entonces acá, ese dato se repite, una y otra
vez, en muchas ocasiones con añadidos de toda índole. Aquí nos limitaremos a
citar los trabajos más extensos, cualificados y precisos, que estudian,
interpretan y lo cotejan: los textos de Manuel Roca de Togores, marqués de
Molíns [4], Luis Astrana Marín [5],
o la monumental regesta cervantina formalizada por Krysztof Sliwa [6].
El primer paso
consistió en la revisión detallada de la bibliografía existente sobre la
inhumación de Miguel de Cervantes y la historia del convento de San Ildefonso,
fundado por Francisca Romero Gaitán en octubre de 1612. Los hechos comúnmente
aceptados desde los trabajos de Roca de Togores, Astrana Marín y Virginia Tovar
Martín [7]
es que la primitiva iglesia había desaparecido cuando se construyó el templo
actual, iniciado en 1673 y concluido en 1697. La fábrica del convento se
acometió a partir de 1698, desarrollándose en distintas fases hasta su
conclusión definitiva en el decenio de 1730. Hay que destacar que en todos
estos estudios se asume que la iglesia antigua se encontraba en una ubicación
próxima a la nueva, y que el convento fue creciendo de forma paulatina desde la
sede actual del templo hacia el Este, completando la totalidad de inmuebles que
ocupaban la manzana. Las referencias conocidas de la antigua ubicación de la
primitiva iglesia conventual existentes en distintos archivos no fueron tomadas
en serio por el Marqués de Molins ni por Luis Astrana (este último llegaría a
calificarlas como “confusión indudable”), desechándolas por erróneas; esas
afirmaciones de autoridad abonaron la idea de que la actual cripta podría ser
el emplazamiento de la iglesia primitiva. Ergo, los restos de Miguel de
Cervantes se encontrarían en el subsuelo de la misma tal y como se le enterró
el 23 de abril de 1616.
De inmediato, la
consulta de las Actas de la Visita
General de las Casas de Madrid de 1750-1751 [8],
antecedente de la Planimetría General de Madrid, evidenciaba lo contrario: las
casas nos. 11 y 12, sede del convento de San Ildefonso, registraban
un total de 12 sitios. En este documento, la iglesia original se erigía en la
calle del Amor de Dios, hoy costanilla de las Trinitarias, que limitaba la
manzana por el Este. Ambas iglesias simultanearon su existencia al menos
treinta y siete años, los que median entre la consagración de la iglesia nueva,
y la demolición de la antigua para la segunda ampliación del convento. El hecho
conduce inmediatamente a una primera conclusión incuestionable: los restos de
los inhumados en la iglesia primitiva fueron trasladados en una fecha aún por
determinar a la nueva, con lo que en ningún caso tendríamos en la actua cripta
el enterramiento originario de Miguel de Cervantes.
Comoquiera que no se
podía soslayar algo tan obvio y con la cautela que debíamos tener respecto de
las afirmaciones vertidas en los estudios de referencia, fue forzoso revisar
todo de nuevo. A ese fin, la investigación se ha centrado en dos líneas bien
definidas: de un lado, el cotejo de las series originales del archivo de la
comunidad religiosa (Archivo Histórico Nacional, sección Clero Regular y
Secular, y el propio Archivo del Convento), y de otro, la reconstrucción del
elenco de inhumados en la sede conventual (Archivo de la Parroquia de San
Sebastián). En paralelo se han consultado otros archivos en los que se
conservan las competencias canónigas sobre la jurisdicción eclesiástica del
propio convento y su patronato (Archivos Diocesanos de Madrid y de Toledo), las
atribuciones sobre policía urbana (Archivo de Villa de Madrid), las
competencias sobre su calificación monumental y artística (Archivo General de
la Administración y Archivo Regional de la Comunidad de Madrid), y las
atribuciones sobre las obligaciones que el convento debía afrontar frente a la
Regalía de Aposento (Archivo Histórico Nacional, Consejos Suprimidos, consultas
de la Cámara de Castilla, y Fondos Contemporáneos, Delegación de Hacienda,
fondo histórico).
Las conclusiones que
el estudio de la voluminosa documentación ha deparado son las siguientes:
1.
LA
CONFORMACIÓN DE LA IGLESIA Y CONVENTO ENTRE 1612 Y 1736
La comunidad de
Trinitarias Descalzas de San Ildefonso fue fundada por Francisca Romero Gaitán
en octubre de 1612 en la calle de Amor de Dios. La iglesia primitiva (un pobre
portal a juzgar por las distintas referencias de documentos) se erigió en esa
misma calle, según consta el acuerdo municipal de ese mismo año que lo
sancionaba administrativamente:
«[/167
v.] †
En Madrid,
miércoles, tres de o[c]tubre de mil y
seiscientos y doze años, se juntaron en el ayuntamiento de [e]sta Villa los
señores don Pedro de Guzmán, corregidor
de [e]lla y su Tierra por su Magestad,
Gregorio de Usátegui, Diego [9]
de Urbina, Félix de Ballexo, don Gabriel de Alarcón, Çipriano de Salaçar, Pedro Áluarez de Henao, Ventura de
Heredia, don Lorenço de Oliuares, Gaspar Dáuila, don Françisco Salgado y Andrés
Castellanos de Peñalosa.
[…] 2. Sobre
la fundación de el Combento de Monjas
Trinitarias Descalzas [10].
En
[e]ste ayuntamiento se leyó una
prouisión de diligençias, despachada por el Consexo Real de su Magestad, sobre la fundación del monesterio
de monjas de la Santísima Trinidad, trinitarias descalças, que doña Françisca
Romero quiere fundar en [e]sta Villa,
en la calle del Amor de Dios, su fecha de la dicha prouisión en veinte
y ocho de se[p]tienbre pasado de [e]ste presente
año y, oýda por la Villa la dicha
prouisión, y tratado y conferido
sobre ello, y atento que, quando la dicha
doña Françisca Romero trató otra vez de fundar el dicho monasterio [/168
r.] en la calle Mayor, se trató en
[e]ste ayuntamiento, y la Villa, de
conformidad, le pareçió que con lo que [h]a se hiçiese, y que no se seguía de
[e]llo inconveniente ninguno, y que por ser en la parte que hera, el Concexo no
dio liçençia para la dicha fundación,
y que agora le parece muy a propósito que se [h]aga el dicho monesterio en la parte que diçe la dicha doña Françisca Romero, por ser el sitio y lugar muy
conbiniente para los vecinos de aquellos var[r]ios, y que no se sigue daño ni
perjuicio de la dicha fundaçión,
antes mucha utilidad y prouecho, y que los señores Félix de Vallexo y don
Gabriel de Alarcón, de parte de
[e]sta Villa, hablen a su Señoría Ilustrísima y Señores de la Sala del
Gobierno, pidiéndoles se siruan de dar la liçençia» [11].
La
comunidad ocupó una serie de casas compradas al efecto por la propia Francisca
Romero: dos casas de Francisco de Santander, las de Miguel Martínez del Sel, la
de Antonio y Roque de Lerma y las de Catalina de Valcázar. Destaquemos que,
pese a lo mantenido hasta ahora, la iglesia se erigió en parte del solar
existente de las casas de Miguel Martínez del Sel.
En
1618, Francisca Romero Gaitán revocó el patronato que había realizado seis años
atrás, lo que dejaría a la comunidad sin recursos para afrontar la ampliación
de la sede conventual. Sin entrar en las causas que desembocaron en esa
revocación y los litigios abiertos en los tribunales ordinarios y
eclesiásticos, interesa destacar que la fundadora alegaba que “[…] en la
administraçión de la haçienda no se
guardaron los capítulos de [e]lla, ni tampoco en no admitir entierros de otras
personas en la dicha iglesia, porque los admitieron sin liçençia de mi parte” [12].
El Convento de San Ildefonso inició la búsqueda de un nuevo Patronato, el cual
se materializó finalmente el 20 de diciembre de 1630 en la figura de María de
Villena y Melo, marquesa viuda de Villena, quien afrontó con sus rentas y
bienes en Castilla y Portugal la dotación de la comunidad de Trinitarias
Descalzas.
La
muerte de la Marquesa de Laguna el 1 de febrero de 1631 garantizaba la
continuidad de la Comunidad. Empero, hay dos circunstancias que empantanaron
una vez más la ansiada ampliación de la iglesia y convento: de un lado, doña
Francisca litigaba en casación en la Sala de las Mil Quinientas, del Consejo de
Castilla, y exigía la devolución de las casas que había comprado para la
comunidad en 1612, de otro, el fallecimiento de la marquesa de Laguna abrió un
controvertido proceso civil para determinar su testamentaría. Cuando las cosas
se fueron calmando, la sublevación de Portugal de 1640 interrumpió gran parte
de la dotación de rentas que sustentaba el Patronato. En este decenio,
además, las monjas habían adquirido una
casa en la calle del Humilladero para que las obras de la nueva fábrica en su
antigua sede no entorpecieran la vida conventual, pero acabarían regresando al
primitivo convento ante la imposibilidad de acometer la ansiada obra.
En
1668, la paz de Lisboa, suscrita entre las Coronas de España y Portugal,
sancionaba el destino de la dinastía de los Braganza. Con ello, las rentas del
Patronato volvieron a fluir de nuevo hasta el convento de San Ildefonso y, como
consecuencia, se inició la obra de la nueva iglesia en 1673. Las obras se
desarrollaron entre ese año y 1697, cuando fue solemnemente consagrada con el
traslado del Santísimo Sacramento desde la iglesia antigua. Una vez construido
el templo, se inició una segunda fase dedicada a la edificación del convento,
desarrollado entre 1697 y 1730, y por último, la tercera fase, entre 1730 y
1736, dedicada a la edificación de la enfermería y Casa de Capellanes. Importa
destacar que como paso previo de esta tercera fase se demolió la antigua
iglesia ubicada en la calle del Amor de Dios y el edificio que acogía a la
comunidad desde 1612; todo ese espacio fue explanado, incorporando además el
espacio público de la antigua calle del Amor de Dios mediante una permuta de
terrenos convenida con el Ayuntamiento de Madrid. En todas estas obras destaca
la habilitación del espacio situado bajo el Altar Mayor de la nueva iglesia
para cripta de enterramientos, según delata el permiso que la Comunidad
presentó en el Arzobispado de Toledo en abril de 1730:
“[/1
r.] †
La
Ministra y religiosas del combento de San Yldephonso, de Trinitarias Descalzas,
de esta Corte, dizen que con el motivo de amenazar ruina los cimientos de la
Capilla Mayor de dicho combento y, reconozídose por
maestros alarifes el graue perjuicio que se seguía a esta fábrica el no poner
el más promto remedio (por ser sus cimientos de piedra que llaman de San
Ysidro), a nuestra instancia se
gastaron en el año pasado de mil setezientos y veinte y nueve cinco mil reales de vellón en re[h]inchir y hazer
diferentes zítaras de ladrillo y cal, y vestir en rosca parte de la bóueda de dicho combento, hazer escalera nueva y
diferentes nichos para los intierros de los Patronos de él, y, mediante no
hauerse finalizado esta obra por faltar que higualar, solar y blanquear de cal,
y poner dos rejas de hierro que se necesitan en la expresada bóueda [/v.] para su manutención y
resguardo, y que tendrá de costa dos mil y quinientos reales, poco más o menos, y aunque esta Comunidad lo [h]a solicitado
con su administrador, don Francisco de Durana, diferentes vezes se
finalize este reparo, por ser en veneficio, utilidad y conserbazión de la
fábrica de este Patronato, no [h]a tenido por bien su execuzión. Por tanto
Suplicamos a vuestra Excelencia con el más o[b]sequioso rendimiento se sirva concedernos
licencia para que se finalize esta obra, mayormente
consistiendo su perpetuidad en tan corto caudal, y combiniendo tanto al
veneficio del Patronato, el que [h]a de costear este gasto, y nosotras
reziuiremos especial merced de la gran justificación de vuestra Excelencia. † Sor Mariana de Jesús, ministra [firma y rúbrica]. Doctor don Diego Martínez de Ayala [firma y
rúbrica].
Madrid, 8 de febrero [de]
1730.
Concédeseles
la licencia que piden. Eguzquiza, S[ecretari]o [rúbrica]” [13].
2.
LOS
PATRONATOS DEL CONVENTO
La constitución de la
comunidad monástica en régimen de Patronato en 1612 y 1630 exigía el
cumplimiento de una serie de derechos para la familia de los patronos
respectivos, recogida en los estatutos o escrituras de constitución de dichos
Patronatos. Estos documentos tenían fuerza legal y podían causar, como ocurrió
en 1618, la revocación del Patronato por parte del patrón; consecuentemente, su
incumplimiento acarreaba para la comunidad monástica la pérdida de la renta y
dotación necesaria para su mantenimiento.
1612 a 1618. Patronato de
Francisca Romero Gaitán
El Patronato
constituido por Francisca Romero estipulaba, además de la dotación, que la
iglesia sirviera como panteón de sus deudos:
- Capitán Julián Romero de Ibarrola, maestre de
campo del tercio viejo de Sicilia. Había fallecido en
Cremona en 1577.
- María
Gaitán. Fallecida en Madrid en 1612, su cadáver fue inhumado en depósito en la
iglesia del convento de la Santísima Trinidad, de trinitarios calzados, en la
capilla de Nuestra Señora [14].
- Alonso
de Ávalos y Guzmán. Fallecido en Madrid probablemente en 1611, su cuerpo fue
inhumado en depósito en la iglesia del convento de la Santísima Trinidad, de
trinitarios calzados, en la capilla de Nuestra Señora.
- Juan
Álvarez Maldonado, niño de un año, hijo de Juan Álvarez Maldonado y Ana de
Liébana Gibaja [15].
Con la revocación del Patronato en 1618, Francisca Romero
Gaitán retira los cuerpos de su padre, Julián Romero de Ibarrola, y su marido,
Alonso de Ávalos y Guzmán. El cadáver de su madre se mantuvo en la iglesia del
convento por expreso deseo de la Comunidad y con el permiso de la marquesa de
la Laguna en el Patronato de 20 de diciembre de 1630.
El nuevo Patronato establecido por la marquesa viuda de la
Laguna era taxativo a la hora de admitir sepulturas; así lo establecían varias
de las cláusulas de la escritura de fundación [16]:
«8. Iten, que luego que se efe[c]túen estos
conciertos, se resibirá el cuerpo del dicho
Marqués de la Laguna, y se le darán entierro y depósito en el coro del dicho conuento, como lo acomodare la dicha Marquesa a su costa, y se dirá por
el dicho Marqués la Misa Mayor
conuentual de cada día, con responso, mientras se hace la nueua iglesia, y en
sus entierros perpetuos y se funda la Capilla [/1.225 r.] de
capellanes, y quando falte la Marquesa, se hará otro tanto añadiendo otra misa
reçada cada día, de manera que cada
uno de los dichos fundadores tengan
una misa cada día mientras no començaren los dichos capellanes, y el último depósito de la dicha Marquesa se [h]a de haçer en el dicho coro y en conpañía del dicho
Marqués y, luego que se acaue la nueua iglesia, serán trasladados a ella y a
sus entierros perpetuos.
9. Yten que en el dicho Conuento y en su Capilla Mayor y bóveda que al presente son ni
en el dicho Conuento, Capilla Mayor y Bobeda que de nueuo se edificaren no se
[h]an de poder admitir entierros algunos, y los dichos tres lugares, Convento, Capilla Mayor y bóveda, [h]an de
quedar por de [e]ste patronazgo, y la dicha
Marquesa [h]a de tener facultad de llamar para enterrarse o depositarse en la
Capilla Mayor y bóveda tan solamente a los patronos y parientes que gustare, y
dexarles esta facultad [/v.] a los patronos, y en el dicho coro de las monxas, claustro,
capillas, hermitas ni otro lugar dentro del Conbento no se [h]an de admitir
depósitos ni entierros en ninguna manera, y ansimismo la dicha Marquesa tan solamente [h]a de poder señalar en el cuerpo de
la iglesia a las sepulturas que quisiere para algunos criados, antes y después
de los días de la dicha Marquesa, sin
que esta facultad de sepultar los criados pase a los patronos, y las dichas sepulturas que ansí señalare para
criados [h]an de quedar siempre libres por del Conbento.
21. Yten luego que se efectúen por [e]scripturas
estas capitulaciones, mediante la licencia de Vuestra Alteza, para
trasladar al dicho Conuento el cuerpo
del dicho Marqués y dar principio a
este patronazgo, el dicho Conuento
[h]a de desenbaraçar la Capilla Mayor, coro y bóveda de qualesquier cuerpos
sepultados y depositados en los dichos
tres lugares, y en [/v.] qualquiera de [e]llos, y trasladarlos a
donde [h]ayan de [e]star, y, [h]asta tanto que [e]sto esté [h]echo, ni se [h]a
de trasladar el dicho cuerpo del dicho Marqués ni [h]a de començar la
renta de los dichos diez mil reales».
En su aplicación, los cuerpos que se ingresaron en
la iglesia conventual fueron los siguientes:
- Sancho de la Cerda, marqués de la Laguna. Había
fallecido en sus casas de la plazuela de Santiago el 14 de noviembre de 1626.
Su primera inhumación se produjo días más tarde en el convento de las
Capuchinas, trasladándose al convento de San Bernardino, de franciscanos descalzos,
el 30 de julio de 1629 y posteriormente al convento de San Ildefonso el 21 de
diciembre de 1630. Fue instalado en alto, con el ataúd a la vista y cubierto
con un paño de brocado con sus armas, en el coro de la comunidad.
- María de Villena y Melo, marquesa de la Laguna.
Había fallecido en el propio convento de San Ildefonso el 1 de febrero de 1631.
Al igual que su marido, su cadáver fue instalado en alto, con el ataúd a la
vista y cubierto con un paño de brocado con sus armas, en el coro de la comunidad.
- Catalina de la Cerda, condesa de Coruña, casada
con Lorenzo Suárez de Mendoza, 4º. conde de la Coruña.
Catalina era tía de Sancho de la Cerda. Debió ingresar probablemente en 1631.
El Libro Capitular de la Comunidad, Tº. I, decenio de 1660, lo menciona como el
cuerpo incorrupto de la condesa de la Coruña.
El
ejercicio del Patronato a partir de 1630 quedaría establecido en virtud de la
escritura de fundación de 20 de diciembre de 1630:
1630 a 1668. Patronato de los marqueses de la Laguna: Sancho
de la Cerda y María de Villena y Melo.
20 de diciembre de 1630. Fundación
del Patronato de los marqueses de la Laguna por María de Villena, marquesa
viuda de la Laguna. Ésta instituye las líneas de sucesión del Patronato en los
descendientes del marquesado de La Laguna y en caso de extinción de
descendientes directos, el ducado de Medinaceli como
línea más próxima de Sancho de la Cerda, marqués de la Laguna, y el condado de
Miranda do Corvo y señores de Sousa, como línea más próxima de María de Villena
y Melo, marquesa de la Laguna.
1 de febrero de 1631. Fallecimiento de María de Villena,
marquesa viuda de la Laguna, en el convento de San Ildefonso.
1 de diciembre de 1640. Sublevación
de Lisboa y comienzo de la Guerra de la Restauración entre España y Portugal.
Se suspende el patronato de los condes de Miranda do
Corvo.
10 de enero de 1641. Enrique de Pimentel y Zúñiga, obispo de
Cuenca y testamentario de la anterior, instituye como patronos a aquellos
descendientes directos de los marqueses de la Laguna que ostenten los apellidos
de Cerda y Toledo, Sosa y Villena.
A partir de 1668. Patronato de los marqueses de la Laguna:
ducado de Medinaceli y marquesado de Arronches.
13
de febrero de 1668. Tratado de paz de Lisboa entre España y Portugal,
ratificado por Inglaterra. Se reanuda el patronato de los condes de Miranda do
Corvo.
11
de enero de 1672. Toma de posesión del Patronato en nombre de la Casa de
Medinaceli por Juan Francisco de la Cerda y Enríquez de Ribera, 8º. duque.
27
de abril de 1674. Alfonso VI de Portugal concede el marquesado de Arronches a
Henrique de Souza Tavares de Melo, 3er. conde de Miranda do Corvo y
28º. señor de Sousa. Ambos títulos recaen en el siglo XVIII en el ducado de
Lafoes.
3.
REGISTROS
DE INHUMACIÓN EN LA IGLESIA PRIMITIVA
Por ahora, lo
documentado es el registro de inhumados en la antigua iglesia. Éste se contiene
en los correspondientes Libros de defunciones de la iglesia parroquial de San
Sebastián [17].
Como quiera que el Patronato de los marqueses de la Laguna limitaba el derecho
de entierro en el cuerpo de la iglesia, Capilla Mayor y coro de las monjas a
partir de 20 de diciembre de 1630, hemos consultado quiénes y cómo se entierran
en la iglesia desde 1612 hasta 1630, toda vez que después de esa fecha se
condiciona el derecho de entierro en el templo a quienes poseían una
vinculación concreta con el Patronato y sus capellanes y profesas.
El total de inhumados
en este periodo asciende a dieciocho, doce adultos frente a seis menores. Los
adultos son seis hombres y seis mujeres; como en uno de los registros consta
textualmente «donde se mandó depositar», podría implicar un traslado posterior,
con lo que el cómputo final sería de
seis hombres frente a cinco mujeres. Los seis menores son párvulos, esto
es, poseen una edad por debajo del umbral diez-doce años, ya que no constan
sufragios por su alma, como tampoco la mención de «Recibió los Santos
Sacramentos». La distinción de sexo es de cinco
niños frente a una niña.
Del total de adultos,
constan vínculos de sangre entre Francisco Martínez y Gabriel Martínez,
hermanos; este último era el padre de los presbíteros Francisco Martínez,
capellán del convento de San Ildefonso y casero de Miguel de Cervantes, y Luis
Antonio Martínez. El vínculo familiar se constata en el matrimonio de Miguel de
Cervantes y Catalina de Salazar. Respecto a los niños, consta vínculo de sangre
en los dos hijos de Pedro Paraller, enterrados con una diferencia de una semana
en abril de 1627.
La profesión solo se
constata en el caso de Francisco de Santiago, presbítero, al cual se le
enterraría preceptivamente revestido de pontifical.
Respecto a las
fechas, el primer entierro realizado en la iglesia conventual fue el de
Francisco de Villafaña, producido el 4 de julio de 1613. El propio párroco de
San Sebastián anotaría textualmente en su registro que era «el primero
que se enterró allí». El ultimo entierro constatado es el del hijo de Miguel Sánchez,
realizado el 28 de octubre de 1628. No constan inhumaciones posteriores a esa
fecha hasta febrero de 1630.
«[/186 r.]
|
[Libro 4º. de difuntos, 1609-1620] [Rollo
00229, scan_0051]
|
Francisco
de Villafaña.
Mandó
560 misas [y] 20 de alma.
|
En quatro de julio de 1613 años murió Francisco de Villafaña […] en la Carrera de San Gerónimo. Recibió los Santos Sacramentos de
mano del licenciado Mendiola; testó
ante Juan Bermúdez; mandóse
enterrar en las Monjas Trinitarias (el primero que se enterró allí). Mandó
quinientas y sesenta misas y ueinte del alma, testamentarios, Juan de Prado, [que] uiue junto a San Phelipe y Xrisptóual Gómez, mercader, en la calle Mayor».
|
«[/269
r.]
|
[Libro 4º. de difuntos, 1609-1620] [Rollo
00229, scan_0214]
|
Juana
López, viuda. Mandó 4 misas. Ojo
[sic].
|
«En diez de abril de 1616 años murió Juana López,
viuda, Fuente del Piojo. Reçibió los Santos Sacramentos de
mano del liçenciado Francisco López. Testó ante Gabriel
Martínez. Mandóse enterrar en las
Trinitarias Descalças. Manda 4
misas, testamentarios don Pedro de
Uiuarrola [sic por Ibarrola] y heredera su alma».
|
«[/270
r.]
|
[Libro 4º. de difuntos, 1609-1620] [Rollo
00229, scan_0216]
|
Miguel de Çerbantes.
Ojo [sic]
|
En 23 de abril de 1616 años murió Miguel de Çerbantes Sahauedra, casado con doña Catalina de Salazar, calle del León. Recibió los Santos Sacramentos de mano del licenciado Francisco López. Mandóse enterrar en las Monjas Trenitarias. Mandó dos missas del alma, y lo demás a
voluntad de su muger, que [e]s
testamentaria y el licenciado Francisco Martínez, que viue allí».
|
«[/44
r.]
|
[Libro 5º. de difuntos, 1609-1620] [Rollo
00229, scan_0699]
|
Misas.
Ojo [sic]
|
«Francisco
Martínez, casado con doña Juana
Fernández, calle de el León, murió en 27 de agosto de 1620 años. Reçibió el Santísimo Sacramento de
mano de mano [sic] del liçenciado Carlos
[Manrique], y no pudo reçibir la Sancta Unçión porque avisaron tarde. Testó
ante Pedro Martínez, [e]scribano
que asiste en Provinçia, fecha en siete días de [e]ste presente mes y año.
Mandóse enterrar en las Trinitarias Descalças y que sus albaçeas le digan las
misas que les pareçiere, que son Gabriel Martínez, su hermano, y Francisco Martínez y Luis Martínez, en la
misma casa. 0 Reales».
|
«[/111 r.]
|
[Libro 5º. de difuntos, 1620-1624] [Rollo
00230, scan_0038]
|
A[lma], 40
Or[dinarias] 1.000
|
Francisco
de Sanctiago, clérigo, en la calle de Cantarranas. Murió en 23 de septiembre de 1621 años. Recibió los Sanctos Sacramentos de mano de el liçenciado
Juan Gómez. Testó ante Francisco Martínez Vallesteros, el qual
vibe en la calle del Prado, su fecha,
en 20 de este mes, y hiço codiçilo ante el mismo, su fecha, en 22 de el dicho
mes; manda que le digan cuarenta misas de alma y mil ordinarias, albaçeas el
liçenciado Francisco Martínez, capellán de las Trinitarias Descalças, donde se
mandó enterrar, y la Priora del dicho
Conbento y Gaspar de Albarado, que vive junto al dicho Conbento. [Derechos:] 0 reales».
|
«[/200 r.]
|
[Libro 5º. de difuntos, 1620-1624] [Rollo
00230, scan_0221]
|
A[lma], 4
Or[dinarias] 335
|
María
Gaitán, viuda, murió en la calle de los Desanparados en çinco de septiembre de 1622 años. Reçibió los Santos
Sacramentos de mano de el liçenciado
Carlos Manrique. Testó ante Martín
de Coca, [e]scribano, que vibe en
la calle de San Juan, su fecha en tres de este presente
mes. Mandóse enterrar en las Trinitarias Descalças y que le digan quatro
misas de alma y tre[s]çientas y treinta y çinco ordinarias, albaçeas Juan Martínez, çapatero, en quya [sic]
casa murió, y Alonso Moreno, [e]scribano,
que vibe en la calle de Santa María. [Derechos:] 0 reales».
|
«[/228 r.]
|
[Libro 5º. de difuntos, 1620-1624] [Rollo
00230, scan_0277]
|
Or[dinarias] 24
|
Gabriel
Martínez, viudo, murió en la calle de el León, en veinte y cuatro de nobiembre
de 1622 años. Reçibió los Sanctos
Sacramentos de mano de el liçenciado Corbalán. Testó ante Pedro
Martínez de Maniega, [e]scribano,
que no saben dónde vibe, su fecha
en veinte y çinco de este presente mes y año. Mandóse enterrar en
las Trinitarias Descalças y que le
digan veinte y quatro misas,
albaçeas el liçenciado Francisco Martínez y Luis Antonio
Martínez, sus hijos, que viben en la misma casa. [Derechos:] 0 reales».
|
«[/261 v.]
|
[Libro 5º. de difuntos, 1620-1624] [Rollo
00230, scan_0359]
|
A[lma], 10
Or[dinarias] 50
|
María
Gutiérrez, viuda, murió en la calle de Cantarranas en doçe de mayo de 1623 años. Reçibió los Sanctos Sacramentos de mano del liçenciado Corbalán. Testó ante Eujenio de
la Fuente, [e]scribano, que vibe en
la calle de los Trinitarios Descalços, su fecha en 30 de diçiembre de 1621 años. Enterróse en las
Trinitarias Descalças y manda le digan diez misas de alma y çinquenta ordinarias, albaçeas, fray Laurençio de Sant Joseph, frayle
descalço trinitario, y Ysabel de Quintanilla, que vibe en la misma calle, en
casa de Francisco Gómez.
[Derechos:] 0 reales».
|
«[/322 r.]
|
[Libro 5º. de difuntos, 1620-1624] [Rollo
00230, scan_0]
|
A[lma], 12
Or[dinarias] 230
|
Francisco Martín, casado con Quiteria
López, murió en la calle de Çurita en quatro de henero de 1624 años. Reçibió los Sanctos Sacramentos de mano de el liçenciado Carlos Manrique. Testó ante
Gabriel Pimentel, [e]scribano, su fecha en tres de este mes. Mandó le dijesen doçe misas de alma y
duçientas y treinta ordinarias, albaçeas su mujer y Juan Gonçalez, que vibe en la misma calle. Enterróse en las
Trinitarias Descalças. [Derechos:] 0 reales».
|
«[/121 r.]
|
[Libro 6º. de difuntos, 1624-1628] [Rollo
00231, scan_0131]
|
|
Doña Juana Vázquez de Acuña Pimentel murió en
la calle de Cantarranas en 14 de junio de 1626 años. Recibió los
Sanctos Sacramentos de mano
de el liçenciado Carlos Manrique. No testó. Enterróla el contador
Miranda, que vibe en la calle del
Calbario, en la casa de la esquina de la calle de los Ministriles, en
las Trinitarias Desçalças, donde se mandó depositar. [Derechos:]
0 reales».
|
«[/213 v.]
|
[Libro 6º. de difuntos, 1624-1628] [Rollo
00231, scan_0214]
|
A[lma], 300
Ojo [sic]
memoria.
|
Doña Catalina de Salaçar, viuda, murió en la calle
de los Desanparados en 31 de octubre
de 1626 años. Recibió los Santos Sacramentos de mano de Carlos Manrique. Testó
ante Alonso de Valencia, [e]scribano, su fecha en 20 de este presente mes
y año. Enterróle [sic] en el conbento de las Trinitarias, y mandó le dijesen
tre[s]çientas misas de alma, y funda una memoria, albaçeas Luis de Molina, [e]scribano, y Francisco de Palacios, que vibe en la misma
casa. [Derechos:] 0 reales».
|
«[/253 r.]
|
[Libro 6º. de difuntos, 1624-1628] [Rollo
00231, scan_0296]
|
|
Niño de Pedro Paraller. Murió en la calle de
Cantarranas en 6 de abril de 1627 años. Enterróle en el conbento de las
Trinitarias Descalças. [Derechos:] 0 reales».
|
«[/254 v.]
|
[Libro 6º. de difuntos, 1624-1628] [Rollo
00231, scan_0299]
|
|
Niño de Pedro Paraller. Murió en la calle de
Cantarranas en 13 de abril de 1627 años. Enterróle en las Trinitarias
Descalças. [Derechos:] 0 reales».
|
«[/280 r.]
|
[Libro 6º. de difuntos, 1624-1628] [Rollo
00231, scan_0350]
|
A[lma], 300
Or[dinarias]
Ojo [sic]
|
Doña María de Padilla, viuda, murió en la calle
de la Magdalena en 14 de julio de
1627 años. Recibió los Sanctos Sacramentos de mano del
liçenciado Corbalán. Testó ante
Eugenio del Castillo, [e]scribano que asiste en Provinçia, su fecha en 11 de este presente mes
y año. Enterróse en las Trinitarias Descalças, y manda le digan veinte
misas de alma y de ordinarias la resulta de çiertos vienes, albaçeas don Luis
de Bara[h]ona, del [h]ábito de Santiago, que vibe en la calle de los
Preçiados y el doctor Fonte,
clérigo, que asiste en San Martín. [Derechos:]
0 reales».
|
«[/310 v.]
|
[Libro 6º. de difuntos, 1624-1628] [Rollo
00231, scan_0413]
|
|
Niño de Pedro
de Cáçeres. Murió en la calle de el León en 17 de noviembre de 1627 años. Enterróse en el conbento de las
Trinitarias Descalças. [Derechos:] 0 reales».
|
«[/333 r.]
|
[Libro 6º. de difuntos, 1624-1628] [Rollo
00231, scan_0460]
|
|
Niño de Juan
Sánchez. Murió en la calle de Cantarranas en 25 de febrero de 1628 años. Enterróle en las Trinitarias Descalças.
[Derechos:] 0 reales».
|
«[/27 r.]
|
[Libro 7º. de difuntos, 1628-1630] [Rollo
00231, scan_0552]
|
|
Niño de don Miguel de Salinas. Murió en la
calle de las Güertas en 5 de octubre
[de 1628 años]. Enterróla en las Trinitarias. [Derechos:] 0 reales».
|
«[/16 v.]
|
[Libro 7º. de difuntos, 1628-1630] [Rollo
00231, scan_0559]
|
|
Niña de Miguel Sánchez, portero de la Cárçel de
Corte. Murió en la calle de las Güertas en 28 de octubre de 1628 años. Enterróle [sic] en las Trinitarias Descalças.
[Derechos:] 0 reales».
|
4.
TRASLADOS
DE CUERPOS Y REDUCCIONES DE RESTOS (1612-1730)
Hasta
aquí, queda probado cuál fue el proceso constructivo de la iglesia y convento,
la secuencia de patronos y los preceptos que exigían los estatutos respectivos
de cada patronato y los inhumados en la iglesia primitiva entre 1612 y 1630.
Ahora bien, queda por concluir qué pasó con los restos que allí se sepultaron.
Según
los preceptos de la Doctrina Cristiana, la resurrección de la carne es un dogma
de fe. Sin entrar en los epígrafes del Concilio de Trento, consta, por ejemplo,
en el propio Credo. De igual modo, es obra de caridad enterrar a los muertos,
en los términos y condiciones estipuladas en sus testamentos respectivos. Por
todo ello, el convento de San Ildefonso tenía la obligación de preservar en las
debidas condiciones a todo aquel que estaba allí enterrado, aún respetando el
articulado de los estatutos del Patronato de los marqueses de la Laguna
establecido el 20 de diciembre de 1630. Obviamente, no hay documentos que
justifiquen todo esto: se trata de normas de obligado cumplimiento que, aunque
hoy nos puedan parecer extrañas, regían para todas las iglesias parroquiales,
sus anejos y cualquier lugar de culto que sirviera como cementerio: su
cumplimiento está recogido en el Código de Derecho Canónigo y las disposiciones
correspondientes en la Novísima Recopilación de las Leyes de España.
Los
cuerpos de los inhumados en la iglesia antigua de San Ildefonso fueron
exhumados poco antes de 20 de diciembre de 1630 para dar cumplimiento a las
cláusulas del Patronato de los Marqueses de la Laguna. La vaga mención de su
traslado “a donde haya lugar” no permite precisar dónde fueron inhumados de
nuevo, pero lo fueron en todo caso dentro
de los muros de la comunidad monástica.
En
1730, la conclusión de las obras del convento, bóveda del Santísimo Cristo de
la Piedad y el inicio de la tercera campaña de obras para la ampliación del
convento posibilitó que la actual cripta estuviera disponible para acoger los
restos humanos de traslados de cadáveres habidos hasta la fecha. Aunque aún no
se pueda determinar fehacientemente con documentos, hay que concretar que una
vez acabadas las obras, se trasladaron a
la nueva cripta los restos de los cadáveres exhumados en 1630 de la iglesia
primitiva, custodiados hasta entonces por la comunidad.
Informe de la excavación en
la cripta de la Iglesia de las MM Trinitarias Descalzas, Madrid[18]
Almudena
García Rubio y
Francisco Etxeberria
Entre los
días 24 de enero y 28 de febrero de 2015 se han llevado a cabo los trabajos de
excavación arqueológica en la cripta de la iglesia de las MM Trinitarias de
Madrid, como parte del proyecto de búsqueda del enterramiento de Miguel de
Cervantes.
La intervención
ha sido realizada a solicitud del Área de Gobierno de las Artes, Cultura y
Deportes del Ayuntamiento de Madrid por un equipo de investigación
multidisciplinar coordinado por la Sociedad de Ciencias Aranzadi, con la
colaboración de técnicos procedentes de otros equipos e instituciones.
Los trabajos
han consistido en la inspección de los nichos situados en la pared norte de la
cripta y en la excavación de los enterramientos bajo el suelo de la misma.
Además se instaló un laboratorio de campaña para realizar el estudio
antropológico de los restos óseos exhumados de forma simultánea a la excavación
en cumplimiento del compromiso contraído con el Arzobispado de Madrid.
Área investigada desde el punto de vista
arqueológico en la Cripta: nichos y suelo.
A
continuación se presenta un resumen de los trabajos realizados, para luego
centrarnos en el hallazgo de mayor interés.
PRIMEROS RESULTADOS DE LA EXCAVACIÓN EN LA
CRIPTA
En la pared norte
de la cripta eran visibles seis filas de nichos cubiertos por una capa de yeso.
Este revestimiento se encontraba degradado en algunos puntos y era visible
parte de la inscripción funeraria de uno de los nichos. Miembros de la Escuela Superior
de Restauración de Madrid han realizado las tareas de limpieza del paramento
descubriendo cinco inscripciones funerarias completas y otras parciales, además
de describir la estratigrafía muraria de la pared. Esas inscripciones
corresponden a capellanes de la iglesia fallecidos entre 1732 y 1767. El resto
de nichos no conservaban inscripción.
Inscripciones funerarias conservadas.
Todos los
nichos han sido inspeccionados mediante cámara endoscópica para visualizar el
interior. Los nichos sin inscripción funeraria fueron abiertos para una
observación directa y posterior exhumación. Dos de ellos se encontraban vacíos,
otros dos albergaban los restos mortales de capellanes y seis contenían el
enterramiento de individuos adultos, cuatro de ellos mujeres según el estudio
osteológico de los restos. En los demás se constató la presencia de diversos enterramientos
infantiles. Concretamente en dos nichos se determinaron restos de hasta 10
individuos infantiles en su interior.
Nº de CASOS
|
OBSERVACIONES
|
5
|
Inscripción
funeraria correspondiente a capellán.
|
1
|
Inscripción
parcial. Por cámara endoscópica ataúd adulto.
|
2
|
Enterramientos
de capellanes (indumentaria).
|
6
|
Enterramientos
correspondientes adultos (4 mujeres)
|
20
|
Nichos con
varios enterramientos infantiles en su interior.
|
2
|
Nichos
vacios
|
36
|
Número
total de nichos
|
Inspección con cámara endoscópica.
Visualización en pantalla de un ataúd en el
interior del nicho.
Al menos en
12 de los nichos estudiados se ha documentado la presencia de ajuar funerario
en forma de cerámica principalmente, aunque también hay otros objetos de
vidrio, textiles o juguetes, como una peonza y una pequeña pelota de cuero. El
material cerámico está en fase de estudio pero presenta una morfología y
vidriados compatibles con una cronología moderna (siglos XVIII-XIX).
Materiales recuperados del interior de los
nichos.
La excavación
del suelo de la cripta comenzó por la esquina noreste, en lo que se
denominaron: Sepultura 1, Sepultura 2 y Sepultura 3. Al comprobar que no
existía correspondencia real entre los niveles de enterramiento en el subsuelo y
la señalización externa de las supuestas sepulturas del enlosado se fue
organizando la excavación por sectores.
Compartimentación de los sectores excavados
en el suelo de la cripta.
A lo largo de
la excavación se han documentado tres niveles de enterramientos. El primer
nivel, a pocos centímetros bajo el enlosado del suelo, y el segundo,
inmediatamente bajo el primero. El primer nivel
de enterramiento está formado por un número elevado de enterramientos
infantiles, mientras que el segundo nivel presenta una menor densidad de
enterramientos, en su gran mayoría dispuestas en féretro. El tercer nivel, más
profundo (80-100 cm bajo nivel de baldosas), y por tanto más antiguo, está
compuesto por un pequeño número de enterramientos adultos en ataúd.
NIVEL
|
COTA MEDIA
|
Nº
ENTERRAMIENTOS DOCUMENTADOS
|
FERETRO
|
1
|
10 cm
|
172
|
8%
|
2
|
30-50 cm
|
57
|
42%
|
3
|
80-120 cm
|
11
|
100%
|
Total:
|
|
240
|
|
Primer nivel de enterramientos en el sector
6.
Documentación de un enterramiento del nivel
tres.
Veintiséis de
los individuos enterrados en ataúd se han conservado parcial o completamente
momificados. Sus vestimentas presentaban un buen estado de conservación y esto
permite tener algún dato sobre la cronología de los enterramientos. Los
textiles de los individuos de los niveles
1 y 2, estudiados por técnicos
del Museo Nacional del Traje de Madrid, pueden adscribirse a "una
horquilla cronológica estimada entre mediados del siglo XVIII y mediados del
siglo XIX" (ver Anexo sobre el estudio de
textiles elaborado por E. González y L. Llorente del Museo Nacional del Traje).
Los enterramientos del nivel 3
aparecen esqueletizados y la mayoría presentan un estado de conservación
deficiente. Pero uno de ellos, el enterramiento nº 2 del sector 4.2, conserva
la vestimenta propia de un capellán con unas características que permiten
situarlo en el siglo XVII, confirmando así que se trata de los primeros
enterramientos en la cripta.
Vista de
los tres niveles de enterramiento documentados.
Por todo lo anterior, podríamos concluir que en la
cripta hay dos fases de enterramiento:
1. En un primer momento, posiblemente primera mitad
del siglo XVIII, se está inhumando a un escaso número
de personas en el suelo de la cripta. Todos ellos son individuos
adultos.
2. La siguiente fase, datada por los restos textiles en la segunda mitad
del siglo XVIII y primera mitad del siglo XIX, se caracteriza porque se están enterrando
un gran número de individuos infantiles.
El estudio osteológico de los restos infantiles está
aún en fase de estudio, pues se ha
realizado el estudio antropológico del 40% de los niños exhumados, pero se
pueden adelantar unos primeros datos:
- Las vestimentas conservadas en algunos de los
enterramientos nos informan de la presencia individuos de diversas condiciones
sociales.
- Cerca del 50% corresponde a menores de un año. El otro
50% se sitúa entre 1 y 4 años de edad.
- El 75% de la muestra infantil estudiada muestra signos
patológicos compatibles con raquitismo.
El estudio completo de la muestra en su contexto
permitirá, entre otras cosas, conocer mejor la historia del Barrio de las
Letras al
ofrecer un relato del papel que jugaba el convento dentro del barrio, no solo
como lugar de enterramiento de Miguel de Cervantes, sino también de los niños
fallecidos y su potencial interacción con instituciones de beneficencia y
familias de diversa clase social. El estudio detallado de los restos óseos
permitirá, en una perspectiva histórica amplia, evaluar el impacto que tuvo el
patrón de urbanización de la ciudad en el siglo XVIII en la salud de la
población infantil del centro y de manera transversal a las clases sociales.
REDUCCIÓN 4.2/32
De todo el
conjunto recuperado, mostramos una mayor atención al referenciado como
“reducción 4.2/32” en el suelo de la cripta.
Según las
fuentes documentales consultadas, los restos mortales de Miguel de Cervantes y
las otras personas enterradas en la iglesia primitiva del convento fueron
trasladados a la bóveda o cripta de la iglesia nueva en una fecha no posterior
a 1730. Desde que se efectuaron los enterramientos en la iglesia primitiva habría
transcurrido cerca de un siglo, tiempo suficiente para que los cuerpos se
encontraran completamente esqueletizados y, por tanto, cabe suponer que fueron
enterrados en la cripta formando un osario o reducción.
En efecto, en
la esquina sureste de la cripta y a una cota de 135 centímetros bajo el
enlosado, se documentó la presencia de una reducción de huesos que podría ser
compatible con el osario trasladado de la iglesia primitiva a la bóveda de la
iglesia nueva según las fuentes documentales.
La reducción
de huesos se encuentra apoyada directamente sobre el estrato geológico, esto
es, sobre el suelo natural (arenisca miocénica tipo arcosa) y a una cota
inferior a cualquier otro enterramiento de los que fueron practicados en la cripta.
Junto a ella, pero unos centímetros por encima, se sitúa un ataúd del tercer
nivel de enterramientos, el nº 2 del sector 4.2, que alberga los restos de un
capellán cuyas vestimentas se pueden datar en el siglo XVII. En definitiva, estaríamos
en la zona donde, posiblemente, se produjeron los primeros enterramientos de la
cripta.
La reducción 4.2/32 depositada directamente
sobre el geológico.
Sección transversal Norte-Sur de la
excavación en la que se ve la reducción 4.2/32 a una cota inferior que el resto
de enterramientos.
Junto a la
reducción de huesos fueron recuperados otros materiales arqueológicos
importantes de cara a la datación de la misma.
Imbricados
entre los huesos se recuperaron diversos fragmentos de tejidos que fueron
remontados por las especialistas del Museo Nacional del Traje. Se trata de prendas de indumentaria litúrgica integrada por
estola, manípulo y casulla. Por su morfología podrían datarse en el
siglo XVII.
Estola y manípulo recuperados junto a la
reducción 4.2/32.
Parte de la casulla recuperada junto a la
reducción 4.2/32.
Junto a los
restos óseos de la reducción 32 se recuperó una moneda que fue limpiada en un
primer momento por los estudiantes de la Escuela Superior de Restauración de
Madrid y posteriormente estudiada por el profesor de numismática del
Departamento de Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, Alberto Canto
García.
Se trata de
una moneda de 16 maravedíes de Felipe IV que podría proporcionar una cronología
cercana a la década de 1660.
Esto es
compatible con las fechas de traslado de los restos de la antigua iglesia a la
nueva según las fuentes documentales consultadas.
Moneda de 16
maravedíes de Felipe IV recuperada junto a la reducción 4.2/32.
Todos estos
factores, la ubicación de la reducción en el contexto arqueológico de la cripta
y los materiales asociados a la misma (moneda y textil correspondientes al
siglo XVII), permiten afirmar que la reducción 32 del sector 4.2 es compatible
con la reducción que fue trasladada desde la iglesia antigua a la bóveda de la
iglesia nueva según las fuentes documentales.
El estudio
osteológico de los restos óseos de la reducción 32 ha sido realizado por el
equipo de la Escuela de Medicina Legal de la Universidad Complutense de Madrid.
Las particularidades arqueológicas del conjunto óseo hacen que sea estudiado como
un grupo cerrado, de forma independiente al resto de enterramientos
documentados en la cripta.
Los restos
óseos que forman la reducción 4.2/32 se encuentran en un estado de conservación
deficiente, muy frágiles, la mayor parte del hueso esponjoso (epífisis de los
huesos largos y esqueleto axial) ha desaparecido. A ello ha debido contribuir
el hecho de que procedan de una reducción con origen en otro lugar de
enterramiento y la circunstancia de que se encontraban a la mayor cota de
profundidad depositados en suelo de cripta.
Fragmentos de cráneo recuperados en la
reducción 4.2/32.
Pequeños fragmentos de hueso de la reducción
4.2/32
A pesar del
estado de conservación de los restos se ha podido calcular un Número Mínimo de
Individuos (NMI) de diez adultos y cinco infantiles. El NMI de adultos se ha
calculado en base al hueso frontal del cráneo y el NMI infantiles ha sido
calculado en base al radio.
Imagen de los diez huesos frontales que
establecen el NMI adultos presentes en la reducción.
Restos óseos infantiles. El recuadro señala
los radios que han servido para establecer el NMI infantiles en cinco.
Los
resultados indican un número mínimo de diez sujetos adultos, que ha sido
calculado a través del frontal del cráneo (fue la estructura anatómica más
repetida). De ellos, se han establecido que cuatro cráneos son de sexo
masculino con seguridad, dos cráneos son posiblemente masculinos, aunque
existen muy poco indicadores; dos cráneos son de sexo femenino y, finalmente,
otros dos cráneos son indeterminados ya que no se dispone de suficiente
material para poder discriminar el sexo (Williams BA, Rogers TL. 2006. Evaluating the Accuracy and Precision of Cranial Morphological Traits for
Sex Determination. Journal of Forensic
Science 51, 4: 729-735).
Los cuatro frontales con morfología
masculina.
El estado de
conservación de la muestra ha implicado que el estudio de los indicadores de
edad, signos degenerativos, patologías o lesiones haya sido poco resolutivo. Se
han encontrado algunos fragmentos óseos con signos artrósicos, alguna
calcificación de cartílagos, y algunas piezas dentales con desgaste a nivel
oclusal, o con reabsorción alveolar debida a pérdidas dentales ante mortem. Estos signos podrían
corresponder con individuos de edad avanzada. Sin embargo, no ha sido posible
establecer la asociación de estos fragmentos óseos con ningún cráneo.
Ejemplos de maxilar y mandíbula con pérdidas
ante mortem de dientes.
Por otro lado,
teniendo en cuenta de mal estado de conservación de la muestra, no se han
encontrado lesiones traumáticas compatibles como las habría podido presentar
Miguel de Cervantes en vida. Por lo que la asociación de alguno de estos restos
óseos con la identidad del escritor no ha sido posible al no existir elementos
individualizantes de tipo morfológico claros.
Respecto a
los sujetos infantiles de esta reducción, el NMI ha sido calculado a partir del
estudio del radio, ya que se han encontrado cuatro radios derechos y un radio
izquierdo, que presentan tamaños totalmente incompatibles. Gracias al estudio
métrico, se ha obtenido la edad en cuatro de ellos: el más pequeño de 36 a 38
semanas de vida intrauterina, el siguiente de 3 a 6 meses de vida postnatal, a
continuación un individuo de 6 a 9 meses de vida intrauterina y, por último, un
individuo infantil de 1,5 a 2 años (Scheuer. L & Black 2000. Developmental Juvenile Osteology.
Elsevier Academic Press. Londres). Del quinto radio no se ha podido obtener el
estudio métrico por encontrarse tan sólo la extremidad proximal, pero se
observa que es mayor que los 4 anteriores.
Gracias a
todos estos resultados, se puede concluir que este conjunto está representado
por un número mínimo de quince individuos, de los cuales diez de ellos son sujetos
adultos y cinco de ellos individuos infantiles menores de dos años. De entre
los adultos, existen cuatro cráneos que, con seguridad, corresponden al sexo
masculino y dos al sexo femenino. Algunos huesos presentan signos degenerativos
que podrían indicar su pertenencia a sujetos de avanzada edad. No obstante, no
es posible establecer a priori asociaciones entre los diferentes huesos.
ESTUDIO ANTROPOLÓGICO: NÚMERO MÍNIMO DE INDIVIDUOS
|
|
NMI
INFANTILES
|
5
|
NMI
ADULTOS:
|
10
|
NMI ADULTOS MASCULINOS
|
4
|
NMI ADULTOS FEMENINOS
|
2
|
Estos datos derivados
del estudio antropológico de los restos óseos de la reducción 4.2/32 son
claramente compatibles con los del grupo de personas que estuvieron enterradas
en la iglesia primitiva de las Trinitarias y fueron trasladadas a la cripta de
la nueva iglesia en forma de osario. Entre esas personas se encontraba Miguel
de Cervantes y su mujer Catalina Salazar.
ENTERRAMIENTOS
EN LAS TRINITARIAS 1609 - 1630
|
||
FECHA
DEFUNCIÓN
|
NOMBRE
|
OBSERVACIONES
|
Julio 1613
|
Francisco de Villafaña
|
"El 1º
que se enterró allí"
|
Abril 1616
|
Juana López
|
|
Abril 1616
|
Miguel de Cervantes
|
|
Agosto 1620
|
Francisco Martínez
|
Relación de
parentesco
|
Septiembre 1621
|
Francisco de Santiago
|
Clérigo
|
Septiembre 1622
|
María Gaitán
|
|
Noviembre 1622
|
Gabriel Martínez
|
Relación de
parentesco
|
Mayo 1623
|
María Gutiérrez
|
|
Enero 1624
|
Francisco Martín
|
|
Octubre 1626
|
Catalina Salazar
|
Viuda de
Cervantes
|
Abril 1627
|
Niño de Pedro Paraller
|
Hermanos
|
Abril 1627
|
Niño de Pedro Paraller
|
|
Julio 1627
|
María de Padilla
|
|
Noviembre 1627
|
Niño de Pedro Cáceres
|
|
Febrero 1628
|
Niño de Juan Sánchez
|
|
Octubre 1628
|
Niño de Miguel Salinas
|
|
Octubre 1628
|
Niña de Miguel Sánchez
|
|
Individuos enterrados en antigua iglesia y
trasladados a la cripta
|
||
Grupo
de edad
|
Sexo
|
Total
|
Infantiles
|
|
6
|
Adultos:
|
|
11
|
Masculino
|
6
|
|
Femenino
|
5
|
|
TOTAL:
|
|
17
|
Individuos recuperados en la reducción
4.2/32
|
||
Grupo de edad
|
Sexo
|
Total
|
Infantiles
|
|
5
|
Adultos:
|
|
10
|
Masculino
|
4
|
|
Femenino
|
2
|
|
Indeterminado
|
4
|
|
TOTAL:
|
|
15
|
Existe similitud entre los dos
conjuntos.
Conclusiones
-
Según las fuentes documentales consultadas
los restos mortales de Miguel de Cervantes y otras dieciséis personas
enterradas en la iglesia primitiva del convento, habrían sido trasladados a la
bóveda o cripta de la iglesia nueva en una fecha no posterior a 1730.
-
Desde que tuvieron lugar los enterramientos
originales en la iglesia primitiva había pasado cerca de un siglo, tiempo
suficiente para que los cuerpos se encontraran completamente esqueletizados, y
por tanto cabe presuponer que fueron trasladados y enterrados en la cripta
formando un osario o reducción.
-
En la esquina sureste de la cripta se
documentó la presencia de una reducción de huesos que se apoya directamente
sobre el estrato geológico, a una cota inferior a cualquier otro enterramiento
de la cripta (135 cm bajo el enlosado).
-
Los materiales asociados a la reducción de
huesos (textil y moneda) se pueden adscribir cronológicamente al siglo XVII. Se
da la circunstancia de que el textil pertenece a una vestidura sacerdotal, lo
que es compatible con la constancia de la inhumación en 1621 de un sacerdote,
Francisco de Santiago, en la primitiva iglesia conventual.
-
Los restos óseos que forman la reducción
presentan un estado de conservación deficiente, lo que dificulta el estudio
antropológico de los mismos. A pesar de ello se puede concluir que hay
representados un número mínimo de cinco individuos infantiles y diez adultos de
los cuales, cuatro serían varones, dos mujeres y otros cuatro indeterminados.
Entre los restos óseos de adulto se documenta la presencia de signos
degenerativos compatibles con adultos de más edad, así como maxilares con pérdida de dientes en vida.
-
Los datos sobre las personas enterradas en la
primitiva iglesia de las Trinitarias entre 1609 y 1630 se encuentran en los
libros de difuntos del registro parroquial de la iglesia de San Sebastián. De
ellos se extrae que el número de personas enterradas fue diecisiete, siendo seis
párvulos y once adultos, estos seis varones y cinco mujeres.
-
En definitiva, a la vista de toda la
información generada en el caso de carácter histórico, arqueológico y
antropológico, es posible considerar que entre los fragmentos de la reducción
localizada en el suelo de la cripta de la actual Iglesia de las Trinitarias se encuentren
algunos pertenecientes a Miguel de Cervantes.
Anexo I
Relación de miembros del equipo de
investigación:
NOMBRE
|
INSTITUCIÓN
|
IMPULSOR
DEL PROYECTO
|
|
Fernando de Prado Pardo -
Manuel de Villena
|
|
DIRECTOR
DEL PROYECTO
|
|
Francisco Etxeberria
Gabilondo
|
|
EQUIPO
ARQUEOLOGÍA
|
|
ALMUDENA GARCÍA-RUBIO
|
Sociedad Ciencias Aranzadi
|
BERTA MARTÍNEZ
|
Sociedad Ciencias Aranzadi
|
CARMEN COCH
|
Sociedad Ciencias Aranzadi
|
TITO AGIRRE
|
Sociedad Ciencias Aranzadi
|
SEBAS LASA
|
Sociedad Ciencias Aranzadi
|
LOURDES HERRASTI
|
Sociedad Ciencias Aranzadi
|
ITXASO MARTELO
|
Sociedad Ciencias Aranzadi
|
ASIER IZAGIRRE
|
Sociedad Ciencias Aranzadi
|
MIGUEL MEZQUIDA
|
GRMHV
|
RENÉ DELLA CANONICA
|
GRMHV
|
MERCEDES GONZALEZ
|
Instituto Estudios
Científicos En Momias
|
EQUIPO
ANTROPOLOGÍA FORENSE
|
|
FRANCISCO ETXEBERRIA
|
Universidad del País Vasco
|
LUIS RÍOS
|
Museo Ciencias Naturales
Madrid
|
MARÍA PAZ DE MIGUEL
|
Universidad Alicante
|
MARÍA BENITO
|
Escuela Medicina Legal UCM
|
ALEXANDRA MUÑOZ
|
Escuela Medicina Legal UCM
|
JOSÉ ANTONIO SÁNCHEZ
|
Escuela Medicina Legal UCM
|
BERNARDO PEREA
|
Escuela Medicina Legal UCM
|
ENRIQUE DORADO
|
Escuela Medicina Legal UCM
|
JAVIER IGLESIAS
|
Escuela Medicina Legal UCM
|
MARIA FORTUNA
|
Escuela Medicina Legal UCM
|
IGNASI GALTÉS
|
Instituto Medicina Legal
Catalunya
|
FERNANDO SERRULLA
|
Instituto Medicina Legal
Galicia
|
LASER
ESCÁNER 3D
|
|
GONZALO TAPIA
|
Ubícalo Ingeniería Inversa
|
PROSPECCIÓN
GEOFÍSICA
|
|
LUIS AVIAL
|
Falcon High Tech
|
JUAN PLAZA
|
Falcon High Tech
|
SANTIAGO CUBAS
|
Falcon High Tech
|
ALVAR POVO
|
Falcon High Tech
|
JAIME DE LINOS
|
Falcon High Tech
|
ROBERTO DE VICENTE
|
Falcon High Tech
|
EQUIPO
AUDIOVISUAL
|
|
JAVIER BALAGUER
|
|
IGNACIO VALENZUELA
|
|
JAVIER CASTELLÓ
|
|
INFORMACIÓN
HISTÓRICO DOCUMENTAL
|
|
JORGE LÓPEZ TEULÓN
|
Sociedad de Ciencias
Aranzadi
|
FRANCISCO MARÍN PERELLÓN
|
Ayuntamiento de Madrid
|
MUSEO
NACIONAL DEL TRAJE
|
|
ELVIRA GONZÁLEZ
|
Conservadora, Indumentaria
Histórica
|
LUCINA LLORENTE
|
Especialista en tejidos
|
ESCUELA
SUPERIOR DE RESTAURACIÓN DE MADRID
|
|
ROSA PLAZA
|
Restauradora
|
ELSA SORIA
|
Restauradora
|
ROCíO REGUERAS
|
Restauradora
|
AZAHARA GARCÍA
|
Estudiante Restauración
|
EMILIO CASERO
|
Estudiante Restauración
|
JAVIER CALVO
|
Estudiante Restauración
|
SOFÍA ALMAGRO
|
Estudiante Restauración
|
MIRIAM ARCO
|
Estudiante Restauración
|
LETICIA PEDROTE
|
Estudiante Restauración
|
LABORATORIO
MORFOLOGÍA VIRTUAL MUSEO CIENCIAS NATURALES-CSIC MADRID
|
|
MARKUS BASTIR
|
Investigador Grupo
Paleoantropología MNCN
|
DANIEL GARCÍA MARTÍNEZ
|
Doctorando Grupo
Paleoantropología MNCN
|
CÁMARA
ENDOSCÓPICA (KARK STORZ)
|
|
PEDRO LLUCH GIL
|
Director comercial
|
PABLO DÍAZ CORTES
|
Delegado Comercial
|
OTRAS
COLABORACIONES
|
|
MIGUEL YUSTE
|
Arqueólogo "Caminos del
Románico"
|
ISMAEL RINCÓN
|
Geólogo Consejo de Monumentos Nacionales de
Chile
|
FÉLIX LASHERAS
|
Dpto. Construcción y
Tecnología Arquitectónicas UPM
|
LUIS GIL
|
Dpto. Sistemas y Recursos Naturales
de la UPM
|
AIDA RODRÍGUEZ GARCÍA
|
Dpto. Sistemas y Recursos
Naturales de la UPM
|
ALBERTO CANTO GARCÍA
|
Dpto. Arqueología UAM
|
GENÉTICA
|
|
ANTONIO ALONSO
|
Instituto Nacional de
Toxicología
|
MARIAN MARTÍNEZ DE PANCORBO
|
Universidad del País Vasco
|
CARLES LALUEZA
|
Universidad de Barcelona
|
Anexo II
Preinforme
antropológico forense sobre la búsqueda e identificación de los restos óseos de
Miguel de Cervantes.
María Benito,
Enrique Dorado, Francisco Etxeberria, María Fortuna, Ignasi Galtés, Mari Paz de
Miguel, Javier Iglesias, Alexandra Muñoz, Bernardo Perea, Luis Ríos, José
Antonio Sánchez y Fernando Serrulla
1. Antecedentes
La
documentación histórica existente sobre la ubicación de los restos mortales del
escritor Miguel de Cervantes Saavedra indica que, éste fue enterrado junto con
su mujer, Dª Catalina de Salazar, en la iglesia primitiva de la Comunidad de
Las Trinitarias Descalzas en 1616. Posteriormente, en 1736, y debido a la
desacralización de la primera iglesia en favor de una nueva, sus restos óseos,
junto con los de su mujer y las demás personas que fueron enterradas en la
iglesia primitiva, fueron trasladados al interior de una cripta abovedada que
se encontraba adherida a la nueva iglesia. Desde ese momento, no existe ningún
registro del traslado de los restos del escritor.
El acceso a
la cripta abovedada se encuentra hoy ubicado en la iglesia de las Trinitarias
Descalzas, en la calle Lope de Vega, en Madrid, y es allí donde se ha
realizado, tanto la excavación arqueológica como el estudio antropológico de
los restos óseos, con el fin de localizar e identificar a Miguel de Cervantes.
2. Objetivo del estudio
El objetivo
de este estudio es la búsqueda, localización y posible identificación, en el
interior de la propia cripta, de los
restos óseos del escritor Miguel de Cervantes.
3. Metodología empleada y material de estudio
Desde el
primer día de intervención dentro de la cripta, se separaron dos áreas de
trabajo: una arqueológica, enfocada a la localización y exhumación de todos los
restos óseos que hubieran sido enterrados en la cripta y otra, de estudio y
valoración de los restos humanos y materiales encontrados, con fines de
identificación.
Muestra de estudio
Los restos
óseos de los individuos adultos que se han localizado dentro de la cripta, se
han podido dividir en tres partes bien diferenciadas:
-
Los individuos que se encontraron en conexión
anatómica, dentro de los nichos o en el propio pavimento de la cripta.
-
Los restos óseos sin conexión anatómica que
formaban parte del relleno general y que se encontraban, en diferentes estados
de conservación, en el interior de los nichos y en la tierra de relleno de todo
el pavimento.
-
Los restos óseos pertenecientes al conjunto
32, que se encontraron mezclados y sin conexión anatómica pero que, por sus
características arqueológicas especiales, se han estudiado de manera
independiente al resto.
Metodología empleada
El estudio
antropológico forense, que se ha desarrollado sobre los individuos que se han
encontrado en conexión anatómica, ha estado basado en la realización del perfil
biológico (estudio morfométrico del esqueleto) y el estudio patológico de cada
uno de ellos, con la finalidad de corroborar que no existía ningún indicador
que fuera compatible con los restos de Miguel de Cervantes.
Por otro
lado, el estudio de los restos que se encontraron formando parte del relleno,
tanto de los nichos como del pavimento, ha sido estudiado como un único
conjunto, con el fin de comprobar el movimiento y dispersión que pudieran haber
sufrido los restos en el interior de la cripta. Para la realización de este
estudio, todos los huesos fueron siglados con el número del sector arqueológico
o número de nicho del que provinieron.
Además, se ha
calculado el número mínimo de individuos, enterrados en la cripta, a través de
la región anatómica más repetida y, se han separado los huesos que, por el
estudio morfométrico, corresponderían a varones o indeterminados de los que se
clasificarían como mujeres.
Por último,
se ha realizado un estudio de cada uno de los huesos con el objetivo de
encontrar posibles patologías o signos degenerativos que pudieran relacionarse,
o con la edad de fallecimiento o con las lesiones que presentaba el escritor en
vida.
El último
estudio antropológico que se ha realizado ha sido el que integra los restos
óseos que pertenecen al conjunto 32 que, por sus características arqueológicas
diferentes al resto de la cripta, se ha tratado como una reducción de
individuos independiente.
Sobre estos
restos se ha calculado el número mínimo de individuos incluyendo, tanto los
restos de sujetos adultos, como los pertenecientes a individuos infantiles, a
través del recuento de la región anatómica más repetida y de la estimación de
la edad, que ha podido calcularse gracias al estudio métrico de los huesos
largos.
Finalmente,
del total de individuos se han seleccionado los que, por sus características
morfológicas, correspondiesen a varones o indeterminados, y se ha realizado un
estudio para localizar indicadores de senectud, signos degenerativos o posibles
lesiones que pudieran ser compatibles con la edad o con las lesiones que
presentaba el escritor.
4. Resultados y discusión
Individuos en conexión anatómica
Gracias al estudio
histórico de la documentación referente a la ubicación de los restos óseos de
Miguel de Cervantes, se sabía que había sido trasladado varios años después de
ser enterrado, desde la iglesia antigua a la iglesia nueva. Por esta razón, se
presuponía que debía encontrarse en un enterramiento secundario o reducción, en
el interior de algún nicho o en el propio pavimento.
Se han
encontrado los esqueletos de 11 individuos en conexión anatómica, junto con sus
ataúdes y materiales asociados. El estudio antropológico forense de estos
individuos confirmó las sospechas previas, ya que ninguno de ellos presentaba
características biológicas, indicadores o lesiones, compatibles con los restos
del escritor.
Restos pertenecientes al relleno general de
adultos
Los resultados
del estudio de dispersión de los restos óseos, pertenecientes al relleno de los
nichos y del pavimento, indican que se ha producido un movimiento reiterado de
los restos óseos en el interior de la cripta. Se han encontrado huesos de muy
diferentes regiones anatómicas dispersos por todos los sectores arqueológicos,
así como por la mayoría de los nichos.
Además, se
han hallado asociaciones, pertenecientes a un mismo individuo, entre huesos que
se encontraban muy alejados dentro de la cripta. Las asociaciones han sido
encontradas entre nicho-sector o sector-sector y, son las siguientes:
-
3 fragmentos de cráneo (Sector 6-Nicho
23-Sector 4 R18)
-
Apófisis mastoides derecha e izquierda
(Sector 5-Reducción 17.Sector 5)
-
Húmero derecho e izquierdo (R18-Sector 4)
-
Coxal derecho e izquierdo (Sector 3-R9)
-
Coxal derecho e izquierdo (Sector
4-Sector1.FilaII)
-
Fémur derecho e izquierdo (N12-N16)
Por otro
lado, se ha calculado el número mínimo de individuos gracias al estudio de las
regiones anatómicas que más se repiten en la muestra. En este caso, el hueso
que se encuentra en mayor número es el fémur derecho. Se ha calculado un número
mínimo de individuos de 25, a través del recuento de las diáfisis (fémures
completos y fragmentos de diáfisis), más las regiones proximales y distales que
no podían ser compatibles con ninguna diáfisis.
Gracias al
estudio morfométrico se ha discriminado la muestra anterior en función del sexo
de cada grupo de huesos largos. Para el caso del fémur derecho se ha obtenido
un número de mujeres de 11 y un número de varones e indeterminados de 14.
Posteriormente,
se ha revisado cada hueso con el fin de encontrar algunos indicadores de edad o
signos degenerativos que pudieran sugerir edades avanzadas. Se han encontrado
piezas dentales con desgaste muy pronunciado en la cara oclusal, pérdidas
dentales ante mortem con reabsorción de los alveolos y signos degenerativos
artrósicos en las regiones articulares de algunos huesos largos.
En cuanto al
estudio de lesiones y patologías, tan sólo se han podido encontrar dos
fracturas en costillas con remodelación ósea, que sugieren que las lesiones se
produjeron en vida.
En conjunto,
estos resultados indican que existen individuos de sexo varón y de edad
avanzada, aunque la individualización de esqueletos ha sido imposible. Además,
no se han encontrado lesiones ni indicadores que puedan implicar una
identificación de los restos de Miguel de Cervantes.
Restos pertenecientes al conjunto 32
El conjunto
32 corresponde a una reducción que se encontró, en el sector 4.2, a una cota
muy inferior que el resto de los huesos hallados en la cripta y que, por sus
condiciones arqueológicas, ha sido considerada como un conjunto independiente.
Los estudios
sobre los materiales (moneda y textiles) que aparecieron asociados a este
conjunto de huesos datan esta reducción en el siglo XVII, lo que la convierte
en la reducción más antigua que se ha encontrado en la cripta.
Los restos
óseos que fueron hallados en este conjunto se encontraron en muy mal estado de
conservación, lo que impide la buena observación de los indicadores necesarios
para obtener información antropológica. No obstante, se ha realizado el estudio
morfométrico de todos los huesos que aparecieron en este contexto.
Los
resultados indican un número mínimo de 10 sujetos adultos, que ha sido
calculado a través del frontal del cráneo (fue la estructura anatómica más
repetida). De ellos, se han establecido que 4 cráneos son de sexo masculino con
seguridad, 2 cráneos son, posiblemente masculinos aunque existen muy poco
indicadores, 2 cráneos son de sexo femenino y, finalmente, otros 2 cráneos son
indeterminados ya que no se dispone de suficiente material para poder
discriminar el sexo.
El estudio de
los indicadores de edad, signos degenerativos, patologías o lesiones ha sido
poco representativo. Se han encontrado algunos fragmentos óseos con signos
artrósicos, con calcificación de cartílagos, con desgaste de las piezas
dentales a nivel oclusal, o con reabsorción alveolar debida a pérdidas dentales
ante mortem. Estos indicios podrían corresponder con individuos de edad
avanzada. Sin embargo, no ha sido posible la asociación de ninguno de estos
fragmentos óseos con ningún cráneo.
Por otro
lado, no se han encontrado lesiones compatibles como las que presentaría Miguel
de Cervantes en vida. Por lo que la asociación de alguno de estos restos óseos
con la identidad del escritor no ha sido posible.
Asociados a
este conjunto de restos adultos también han aparecido huesos pertenecientes a
sujetos infantiles. Sobre ellos se ha realizado, también, un estudio
morfométrico, con el fin de averiguar el número mínimo de individuos, así como
sus edades de fallecimiento.
Se ha
calculado un número mínimo de 5 sujetos infantiles a través del estudio del
radio, ya que se han encontrado 4 radios derechos y 1 radio izquierdo, que
presentan tamaños totalmente incompatibles. Gracias al estudio métrico, se ha
obtenido la edad en 4 de ellos: el más pequeño de 36 a 38 semanas de vida
intrauterina, el siguiente de 3 a 6 meses de vida postnatal, a continuación un
individuo de 6 a 9 meses de vida intrauterina y, por último, un individuo
infantil de 1.5 a 2 años. Del quinto radio no se ha podido obtener el estudio
métrico por encontrarse tan sólo la extremidad proximal, pero se observa que es
mayor que los 4 anteriores.
Gracias a
todos estos se resultados, se puede concluir que este conjunto está
representado por un número mínimo de individuos de 15, siendo 10 de ellos
sujetos adultos y 5 de ellos individuos infantiles. De entre los adultos,
existen 4 cráneos que, con seguridad, se corresponden con el sexo masculino y
algunos huesos con signos degenerativos que podrían indicar que pertenecen a
sujetos de edad avanzada. No obstante, no es posible una asociación entre
diferentes huesos.
5. Conclusión
El conjunto
32, según la información histórica y arqueológica, así como los resultados
obtenidos a través del material asociado, parece la reducción más antigua de la
cripta, datada en el siglo XVII. En él aparecen 4 cráneos que son de sexo
masculino y algunos indicadores que sugieren la presencia de individuos de edad
avanzada, que podrían ser compatibles con la identidad de Miguel de Cervantes.
Anexo III
Estudio de indumentarias (Proyecto Cervantes.
Fase II Trinitarias de Madrid.)
Elvira González y Lucinda Llorente
(Museo Nacional del
Traje de Madrid)
Sector 4.2.
Caja de reducción 32.
Fragmentos
textiles identificados como restos de unas prendas de indumentaria litúrgica
integrada por: estola, manípulo y casulla. Todos ellos confeccionados con los
mismos tejidos: tafetán de lino en el exterior y tafetán de seda en el interior
(probablemente el forro).
Una sencilla
decoración de encaje tramado de bolillos con hilo entorchado de oro sobre alma
de lino jalona el borde que, a modo de cenefa, circunda el extremo trapezoidal
de la estola y del manípulo, y también dibuja las cruces que rematan su campo
central. El manípulo presenta una tercera cruz, de dimensiones más reducidas,
en el centro de lo debía de ser la banda, así como unos cordones (fiadores) y
un remate de borla.
Esa misma
decoración se advierte en los restos de la casulla pero ubicados, al menos los
restos que se han conservado, en la calle central de la pieza. En este caso,
además de ornamentar, sirve para tapar la unión de los paños o piezas
constructivas de la prenda que están fijadas con una costura simple manual con
punto de pespunte.
Datación:
Siglo XVII.
Alejado del
extremo lujo de la indumentaria litúrgica de este momento, nos encontramos unas
prendas muy sencillas que también existían en este período. La simplicidad del
tejido y del encaje, junto con su disposición en las prendas podrían encuadrar
a estos restos dentro del período del siglo XVII.
Imagen de la estola y el manípulo recuperados
en la reducción 4.2/32.
Sector 4.2.
Ataúd nº 2.
También en el
sector 4.2 en una cota ligeramente superior se excavó un ataúd y asociado al
individuo inhumado, aparecieron otros restos de otra casulla confeccionada en
tafetán de seda, en su tejido exterior y tafetán de lino en el interior.
Decorada, en este caso, por dos galones de hilo entorchado de plata sobre alma
de lino que a modo de enmarcamiento jalonan verticalmente los puntos de unión
de los tres paños constructivos de la prenda.
Debajo de la
casulla descrita, se encontraron restos de un paño de lana muy basto (burato),
que podrían formar parte de una prenda talar (de largo hasta los piés), que por
aparecer encima de ella dos botones, con alma de madera, de los que se usaban
para cerrar una sotana, es posible que se trate de una sotana.
Datación:
Siglo XVII.
Alejado del
extremo lujo de la indumentaria litúrgica de este momento, nos encontramos unas
prendas muy sencillas que también existían en este período. La simplicidad del
tejido y del galón, junto con el basto paño asociado, podrían permitir
encuadrar a estos restos dentro del período del siglo XVII.
Restos
textiles y prendas de indumentaria encontrados en la cripta de las Trinitarias
de Madrid.
A la espera
de elaborar un informe más detallado y ahondar en el estudio e investigación de
los mismos, podemos decir:
Los restos
textiles y prendas de indumentaria encontrados exhumados en la cripta ofrecen
un variado repertorio en cuanto a técnicas textiles y formas de indumentaria
asociados a niños y adultos. Todos ellos
se circunscriben a una horquilla cronológica estimada entre mediados del siglo
XVIII y mediados del siglo XIX.
Anexo
IV
Informe sobre
la Moneda de la reducción 4.2/32
Alberto Canto García
(Universidad
Autónoma de Madrid)
Emisor:
Felipe IV (1621-1665)
Valor: Diez y
seis maravedíes
Peso: 3,30 g Módulo: 24 mm Metal: Cobre
Ceca:
Ilegible
Fecha:
Perdida, fuera del cospel.
Descripción:
Anverso: PHILIPUS * IIII * D* G
Busto del rey, de
perfil a la derecha.
Reverso: HISPANIARUM REX [16..]
Escudo real completo
coronado. A la derecha 16 (marca de valor), a la izda.
Marca de ceca y grabador.
La fecha está
perdida al haber quedado fuera del cospel de la moneda en el momento de acuñación
por estar descentrada. La ceca ilegible por el momento.
Las
concreciones y corrosiones de la moneda son típicas de un objeto metálico en
contacto con un cuerpo en descomposición, diferentes de las alteraciones que
produce un suelo ajeno a estas condiciones.
Comentario:
La moneda con
valor de 16 maravedíes e Felipe IV (1621-1665) se emitió en diferentes cecas
del reino como Burgos (1662-1664), córdoba (1661-1664), La Coruña (1661-1664),
Cuenca(1661-1664), Granada (1661-1664), Madrid (1661-1664), Segovia
(1661-1664), Trujillo (1661-1664) y Valladolid (1662-1664). Independientemente
de la ceca a la que pueda pertenecer, las fechas son muy similares para todas
ellas por que esta moneda sólo proporciona una cronología aproximada para los
primeros años de la década de 1660.
Anexo V
Miguel de Cervantes: saberes médicos,
enfermedades y muerte. Estado de la cuestión con motivo del 4º
centenario de la 2ª parte del Quijote (1615) y fallecimiento (1616).
Julio Montes-Santiago
(Complejo Hospitalario Universitario de Vigo)
Resumen
Existe un
reconocimiento generalizado de los amplios conocimientos médicos que Cervantes
poseía para su época, hasta el punto de haberse afirmado que pudo ser médico.
Parte de tales saberes pudieron serle trasmitidos por su padre que era
cirujano-barbero y que le legó varios libros sobre materias médicas. Sin
embargo, existe un desconocimiento casi total respecto a su patobiografía y las
causas que originaron su muerte. Además de una posible malaria, tomando como
base su propio testimonio y aceptando como síntomas cardinales la hidropesía y
la sed incoercible se le ha diagnosticado de cirrosis hepática con desarrollo
final de una diabetes mellitus. No obstante, otras alternativas como una
insuficiencia cardiaca son también posibles y existen ciertos argumentos a
favor de que su dolencia final pudo ser una insuficiencia renal terminal.
Abstract
There is no doubt about the vaste medical knowledge of Cervantes in his
time and sometimes it is affirmed that he was a physician. Probably, a part of
these knowledges were due to his father, a barber and surgeon, that bequeathed
to him several medical books. However, there is an almost absolute ignorance
related to his ailments and the cause of his death. Apart from a possible malaria,
some biographers have diagnosed him liver cirrhosis and diabetes mellitus,
taking in account the Cervantes´s own testimony, with hydropsy and
incontrollable thirst as importants findings. However, some others explanations
like heart failure are possible and certain data favour terminal renal failure
as his last illness.
Introducción,
antecedentes y justificación
En 2005 y con
la oportunidad de la conmemoración del 4º Centenario de la publicación de la 1ª
parte de El Quijote (1605), se realizó una revisión sobre los
padecimientos y causa de muerte de Cervantes 1a). En ella se constataba que era
queja generalizada entre los numerosos cervantistas las notables lagunas
existentes en puntos fundamentales de su biografía. Entre ellas, singularmente,
la desaparición hasta ahora no remediada de su Testamento (1,2).
Pues bien,
han pasado 10 años y ahora nos enfrentamos a un renacido interés por Cervantes
en relación con el 4º Centenario de la aparición de la 2ª parte del Quijote
(1515) y de su fallecimiento al año siguiente. Sin embargo, hay que decir que
en este tiempo, y salvo algunas excepciones, la situación es muy semejante al
suscitado hace una década con motivo del 4 º centenario de la 1º parte del
Quijote. En un trabajo comentando tal efemérides, señalaba el prestigioso
cervantista Daniel Eisenberg (2) que la labor del recuperación de documentos a
principios del siglo XX por parte del archivero Cristóbal Pérez Pastor (años
1899-1902), facilitó la aparición de la valiosa biografía de Fitzmaurice-Kelly
en 1917 (3). A tal hito bibliográfico contribuyó posteriormente de forma muy
destacada la monumental obra de recuperación de Astrana Marín (4,5). También en
1995 apareció la Tesis doctoral de E. Munguía como una valiosa obra de síntesis
del estado de la cuestión de los conocimientos biográficos de Cervantes hasta
esa fecha (6).
Pues bien, en
tiempos actuales se han realizado algunos, aunque no abundantes,
descubrimientos nuevos, investigando en archivos provinciales. Documentan sobre
todo la actividad de Cervantes como intendente de la Armada invencible. En ese
sentido la labor del archivero José Cabello, de Puebla de Cazalla (Sevilla)
(7), ha supuesto, si bien a menor escala, una labor similar a la de Pérez
Pastor. Varios de estos descubrimientos o posteriores propiciaron que en el
entorno del centenario de 2005 o fechas posteriores aparecieran, además de las
magníficas introducciones a las ediciones del Quijote propiciadas por la Real
Academia (1), notables estudios (8,9) o intentos de biografías con vocación de
síntesis [p. ej Alvar (10), Lacarta (11)], añadidas a las ya clásicas de
Astrana (4), Canavaggio (12) o Sliwa (13). Estas, junto a excelentes historias
noveladas [p.ej. las de Andrés Trapiello (14 a,b) o Luis García Jambrina (15
a,b)], han intentado superar la principal queja dirigida a la canónica obra de
Astrana, preocupada más de una exhaustiva recopilación de datos, que de su
integración en el contexto vital y social de Cervantes (2,8).
También debe
notase que la cercanía de estas efemérides se ha traducido en un cierto y
frecuente “ruido”, como la recidiva localista en la atribución de su nacimiento
en ciertas localidades de la Mancha o incluso Cataluña, o ubicando la acción
del Quijote en zonas como el Bierzo.
Y, si en el
contexto del conocimiento de la vida de Cervantes, los avances han sido parvos,
en el objeto de este trabajo –el de sus posibles enfermedades y causas de su
muerte-, las lagunas ya se convierten en oscuridad casi total, aun a pesar de
los mencionados intentos de clarificación y documentadas biografías en los
últimos 10 años. Ello ha llevado a la especulación o franca invención de
algunos episodios o anécdotas relativas a sus padecimientos o los últimos
momentos de su vida. Y así ya Rodríguez-Moñino demostró que la emocionante
carta del Cervantes profundamente enfermo al cardenal Sandoval y Rojas
(26/03/1616) solo es una falsificación.
Siguen hoy,
pues, también en el campo de la patobiografía, las tareas que Eisenberg o
Canavaggio asignaban a los modernos biógrafos de Cervantes (2,8). Asentados en
una metodología rigurosa, deben realizar la imprescindible labor de depurar
aquello incierto o inventado y situar al escritor en su contexto sociovital
para entender mejor, actualizar y, en lo posible, renovara su mensaje para
solaz y utilidad de los tiempos contemporáneos.
Pues bien,
nos encontramos en 2015 en un momento crucial en la investigación sobre
Cervantes con el Proyecto para recuperar sus huesos en la Cripta de las
Trinitarias en Madrid [16 (a,b),17]. Por primera vez en mucho tiempo nos
encontramos con datos de primera mano, que podrán arrojar luz, si no
definitiva, sí útil en ese “agujero negro” de conocimiento que fueron los
padecimientos de Cervantes o el contexto de sus últimos días.
El objetivo
de este trabajo que seguirá estrechamente el elaborado hace una década (18),
dada la falta de novedades relevantes en este campo, es revisar de forma
crítica el estado de la cuestión sobre dicho tema para ayudar a explicitar
algunas cuestiones que resultarán útiles a los investigadores de sus restos
para arrojar luz sobre la cuestión de la muerte y los padecimientos del autor
del Quijote (Cf. Tabla 1).
Breve noticia
biográfica (1,
3-6, 8-13)
Cervantes
nació en Alcalá de Henares en 1547, conociéndose pocos datos de su infancia y
juventud. Debido a las deudas contraídas por su padre su infancia fue bastante
nómada por ciudades como Alcalá, Valladolid, Córdoba, Sevilla y Madrid. La
primera noticia cierta se produce en la última ciudad donde estudió con López
de Hoyos y comienza a escribir sus primeros sonetos. Luego, por motivos oscuros
-al parecer en relación con una refriega en la que resultó herido un hombre-,
pasa a Italia en donde se alista en los tercios españoles, hasta pelear en la
Batalla de Lepanto (1571) donde es herido. Tras larga convalecencia vuelve a
enrolarse en los Tercios y cuando regresaba a casa junto con su hermano
Rodrigo, es apresado por piratas berberiscos, permaneciendo cinco largos años
cautivo en Argel. Aquí, dando muestras de heroísmo singular, planea
prácticamente cada año una fuga, que acaban frustrándose. Una vez liberado por
frailes trinitarios, lo que ocasiona la ruina de su familia para reunir el
rescate, vive una vida de nómada al servicio de la Corona, que le ocasiona
varios encarcelamientos y excomuniones. A partir de 1585, comienza a publicar La
Galatea y piezas teatrales que le proporcionan cierto reconocimiento. No
será, sin embargo hasta la publicación de la primera parte de El Quijote (1605),
cuando comience a ser conocido y frecuentar los círculos literarios. La
irrupción de Lope Vega en el panorama teatral arruina sus esperanzas en este
campo, pero sin embargo, cumplidos ya los 65 años y en un periodo final
prodigioso (1613-1616), publica sucesivamente las Novelas Ejemplares, El
Viaje al Parnaso, la segunda parte del Quijote, Las Comedias y
Entremeses, el Persiles y Segismunda, y deja inacabadas varias obras
más.
LOS SABERES
MÉDICOS DE CERVANTES
1) Los
familiares médicos (19-22).
Desde que
Américo Castro sugiriera el posible origen judeoconverso de la familia de
Cervantes, ríos de tinta se han vertido sobre este tema (19-21). Aunque
últimamente tal cuestión parece haberse enfriado el apasionamiento fue
importante, y, mientras ilustres cervantistas como Astrana Marín niegan dicho
origen (4), otros no menos ilustres, lo defienden con entusiasmo. Sin entrar en
el fondo de la polémica, el motivo de traerla a colación es que uno de los
principales motivos alegados para afirmar dicho origen judeoconverso, es la
profesión de cirujano-barbero de su padre Rodrigo, así como la de su bisabuelo
materno. En efecto, su abuelo Juan Cervantes se casó con Leonor, hija del
bachiller médico y cirujano Juan Díaz de Torreblanca. En aquellos tiempos la
profesión de médico y barbero era mayoritariamente ejercida por personas de
ascendencia judía, afirmándose que 9 de cada 10 médicos eran de dicha
ascendencia (19), entre ellos el famoso Andrés Laguna.
Rodrigo, que
era sordo y que quedó en una difícil situación cargado de hijos cuando su padre
Juan, de acomodada posición, abandona a su mujer y a sus hijos en Alcalá para
irse a Córdoba, era cirujano barbero y ejercía en el Hospital de Antezana
(fundado en 1483). Aunque en España la regulación de los cirujanos-barberos era
algo diferente al resto de Europa (20,21), el estamento de estos no era muy
elevado como muy bien señala el propio Cervantes en el Entremés El Juez de
los Divorcios. En él distingue claramente a los “médicos del pulso”, de
nivel y conocimientos más elevados, de los cirujanos barberos y sangradores, de
condición mucho más humilde. No obstante, Rodrigo, al parecer, aunque sin
excesiva suerte, era aficionado a las lecturas, legando a su hijo varios
volúmenes. Aunque no sabemos los conocimientos exactos de Rodrigo, examinando
las fechas de su estancia en Alcalá es preciso comentar la interesantísima
situación que se vivía entonces en aquella universidad (20-25). En efecto,
recordemos que Miguel nació en 1547 y que debido a las deudas y a la
incapacidad de curar a un hijo del Marqués de Cogolludo el padre de Miguel y
toda su familia deben emigrar a Valladolid en 1551, regresando a Alcalá en 1553
para casi inmediatamente partir Rodrigo para Córdoba (4,6,21,22).
En aquellos
tiempos había estallado la polémica en España sobre la nueva visión anatómica
producto de la publicación del libro Humanis Corporis Fabrica (1543), de
Andrea Vesalio. Hasta ese momento la disección de cadáveres en las
universidades estaba en manos de prácticos como los cirujanos barberos. El
profesor iba indicando a un ayudante la forma de la disección, quien a su vez
se la comunicaba al cirujano. Con Vesalio esto cambia y es el propio médico
quien realiza las disecciones, tal como puede observarse en la primera lámina
de la Fabrica. En este momento Vesalio está en España como médico de
Cámara de Carlos V, aunque no consta que se dedicara a la enseñanza académica.
Sin embargo, como ha señalado López Piñero, los principales valedores de las
enseñanzas vesalianas eran sus discípulos Jimeno y Collado los cuales enseñaban
en la Universidad de Valencia. Pero, precisamente el primero se había
trasladado a Alcalá en 1550 ó 1551 (20, 24,25). Aunque fueran ellos mismos los
que practicaban las disecciones, ¿pudo acudir el inquieto Rodrigo a sus
clases?. Se desconoce. Sí consta, sin embargo, que aunque sus familiares
pretendieron que había alcanzado el grado de bachiller en Medicina, nunca pudo
alcanzar tal título. Así mismo, su hermana Andrea había desempeñado labores
como enfermera, como pudo apreciarse en el episodio del asesinato de Gaspar de
Ezpeleta, en Valladolid en 1605 (10,22).
2. La
biblioteca médica de Cervantes (26-32).
Los estudios,
fundamentalmente de Eisenberg, parecen desmontar uno de los más persistentes
mitos cervantinos: su extrema pobreza (26). No cabe duda de que pasó necesidad,
e incluso murió en la pobreza, y hubo de ganarse la vida desempeñando oficios
de intendencia mal pagados, que le ocasionaron numerosos sinsabores, y en uno
de los cuales –quizá su encarcelamiento en Sevilla en 1589- pudo nacer el
Quijote “engendrado en una prisión“(I, Prólogo). Sin embargo, parece haber
reunido una importante biblioteca -Eisenberg contabiliza hasta 214 libros (26)-
con el dinero percibido por sus piezas teatrales. Estas, como La Numancia y
otras obras hoy perdidas, le habrían reportado una cierta notoriedad, a
diferencia de La Galatea que pasó desapercibida.
Pues bien,
entre sus libros había algunos de tema casi exclusivamente médicos. Algunos de
ellos –Practica in Arte Chirugica Copiosa de Giovanni Vigo
(1450-1525)(Traducción de Miguel Juan Pascual, 1537), Practica y Theorica de
Cirugia (1582) de Dionisio Daza Chacón (1513-1596), Libro de las quatro
enfermedades cortesanas que son catarro, gota arthética, sciática, mal de
piedra y de riñones e hijada, e mal de búas (1544), de Luis Lobera de Ávila
(1480?-1551), el Dioscórides comentado e ilustrado por Andrés Laguna
(1555), mencionado en el Quijote (I, 18)- proceden del legado de su padre
Rodrigo, muerto en 1589 (25-27). El Tratado nuevamente impressso de todas
las enfermedades de los riñones, vexiga, y carnosidades de la verga (1586)
de Francisco Díaz (1588), probable amigo de su padre desde los tiempos de
Alcalá, fue probablemente regalo del autor como agradecimiento al Soneto escrito
por Cervantes en su Prólogo y a la inclusión del médico entre los autores de El
Viaje al Parnaso.
Merece un
detenimiento especial El Dioscórides comentado por Laguna (nombre
completo: Pedacio Dioscórides Anazarbeo. Acerca de la materia medicinal, y
de los venenos mortíferos, Traduzido de la lengua Griega, en la vulgar
Castellana, e illustrado con claras y substanciales annotaciones, y con
lasfiguras de innumeras plantas exquisitas y raras, por el Doctor Andrés de
Laguna, Médico de Iulio III. Pont. Maxi. Libro editado en Salamanca. Si
este libro pertenecía al legado paterno debe ser el correspondiente a la
edición salmantina de 1563 o a sus reimpresiones de 1566 o 1570. Es el único
libro de tema médico que cita en toda su producción literaria. Y como han
demostrado las investigaciones de Lopez y colbs. (27-31) dicho libro parece ser
la referencia principal, si no única, del profundo conocimiento que muestra
Cervantes de las propiedades medicinales de ciertas plantas como el romero o el
ruibarbo, las propidades narcóticas del opio o los efectos de ciertos venenos y
sus antídotos.
Así mismo,
dichos autores han puesto de manifiesto que Cervantes conocía el contenido de
la obra de Nicolás Monardes (cuya obra Historia Medicinal de las cosas que
se traen de nuestras Indias Occidentales que sirven en Medicina, se publicó
en fases sucesivas ente los años 1565 a 1574), pues cita remedios mencionados
en tal obra como el uso del tabaco o las piedras bezoares (31).
Otro libro
famoso de su biblioteca fue seguramente El Examen de Ingenios de Juan
Huarte de San Juan (1529-1588), publicado en 1575, retirado en 1583 al ser
incluido en el Índice de Libros prohibidos y reeditado con correcciones
en 1594. Es evidente, como han demostrado los sucesivos trabajos de López y
colbs. que además de tomar prestado el título de Ingenioso Hidalgo para
su D. Quijote, Cervantes utilizó muchas de las ideas de Huarte, p.ej el
carácter nervioso de Don Quijote o el flemático de Sancho, etc-, e incluso
copió literalmente varios pasajes del mismo (32).
3. Sus
conocimientos médicos y su repercusión ulterior en la Medicina. Amistades
médicas.
Es notorio
que Cervantes poseía amplios conocimientos médicos para la época y El Quijote
es un buen ejemplo de ello, como han demostrado ampliamente numerosas
publicaciones (33-35). Entre ellas es de consulta obligada La Antropología
Médica y El Quijote, del ya desaparecido profesor JM Reverte Coma
[disponible en Internet (33)]. Es significativo mencionar en este terreno que
la constatación de tales conocimientos llevó a afirmar a alguno de sus
estudiosos que el propio Cervantes había sido médico (36).
Aquí deben
mencionarse los médicos con los cuales Cervantes trabó relación y con alguno de
los cuales pudo entablar amistad (27,37-39).Se ha mencionado ya al gran
cirujano Daza Chacón a quien quizá pudo conocer tras Lepanto, y al que menciona
en el Canto de Calíope. No sabemos si conoció a Nicolás Monardes, pero
coincidió con él en Sevilla en los últimos años de la vida del médico. También
debe mencionarse al Dr. Rodrigo de la Fuente, prestigioso catedrático de
Medicina en Toledo, que había atendido a D. Carlos, el hijo de Felipe II, y
célebre también por el espléndido retrato del Greco. Seguramente Cervantes lo
conoció y frecuentó su círculo de amistades en esta ciudad y de él hace una muy
elogiosa mención en La ilustre fregona. Y También Francisco Díaz a quien
dedica un soneto para su Tratado de las enfermedades de la Vejiga y que
incluye como poeta en el Viaje al Parnaso. O Alonso Pinciano, médico y
humanista, al que conoce en Valladolid, y que había ejercido de consultor para
la 1ª Parte del Quijote y que vivió hasta 1627. También se ha propuesto que
fuera amigo en Valladolid de Antonio Ponce de la Cruz, “clérigo, médico y
catedrático de la Universidad de Valladolid, pero no consta que esto
prosiguiera en Madrid (37).
Es opinión de
muchos cervantistas que este trato con los médicos influyó decisivamente en su
opinión sobre ellos, que es, en general, mucho más amable que la de otros
contemporáneos. Recuérdense, por ejemplo las feroces diatribas contra los
“físicos” de Quevedo o Mateo Alemán (38,39).
Es importante
advertir, y aquí se hará de forma reiterada en consonancia también con otros autores
(31,40), que dichos conocimientos médicos los pone Cervantes al servicio del
desarrollo de sus obras literarias. Aunque no es posible resistir la tentación
de señalar las geniales anticipaciones del escritor -p.ej. al describir las
características de entidades tales como el síndrome metabólico, tan presentes
en la medicina actual (41)-, en ningún momento parece ser su objetivo escribir
un tratado científico o médico sobre las cuestiones de que trata. Por tanto,
sobre sus repercusiones ulteriores, parece razonable aquí seguir la advertencia
de Miguel de Unamuno y se resistirá la tentación de aventurar hipótesis sobre
las dolencias del Ingenioso Hidalgo. Decía el rector de Salamanca que
los médicos eran los peores comentaristas de Don Quijote porque todo lo liaban
con sus términos técnicos (42). Aunque parece ser que para el Licenciado
Vidriera Cervantes tomó ejemplo de algún caso real (43), aquí se obviarán
los repetidos intentos por llevar a D. Alonso Quijano al diván (44). No
obstante, si se trata de recordar la naturaleza de su enfermedad mental, es
preciso señalar que el mismo Sigmund Freud aprendió español en sus años jóvenes
para poder leer El Quijote, y son muy evidentes sus influencias p.ej. en
su Tratado de los Sueños (45). En la estela de Freud, otro personaje
señero en la Historia de la Neurología, Wilder G. Penfield, amigo de Osler y
Sherrington, descubridor junto con Rasmussen de los homúnculos sensitivo y
motor en la corteza cerebral, que viajó a España en 1924 para estudiar junto a
Del Río-Hortega y Cajal, dejó resumida su estancia y admiración con estas
palabras: “Aprendimos a amar la tierra de Don Quijote. Allí encontramos el
oro de la ciencia y el tesoro del arte. Sí, Rocinante, nos había servido bien” (46).
Y no puede dejar de recordarse la hasta la saciedad repetida anécdota del “Hipócrates
inglés” Thomas Sydenham (1624-1689), -creador del concepto de las
enfermedades como especies nosológicas-, quien preguntado por su discípulo
Richard Blackmore acerca de un modelo para estudiar medicina, respondió “lee El
Quijote” (47,48).
Por tanto, y
como resumen de este apartado se puede afirmar que, ya sea por vía familiar, o
por sus padecimientos personales, o a través de sus lecturas, o por el contacto
con sus amigos galenos, los saberes médicos de Cervantes eran extensos.
Cervantes no busca en sus obras hacer tratados científicos, sino que pone
dichos conocimientos al servicio de la trama de estas. Sus conocimientos son un
recurso más de los que se sirve el escritor para aumentar la credibilidad de
sus creaciones y perseguir de forma más eficaz sus objetivos literarios.
LAS
ENFERMEDADES Y MUERTE DE CERVANTES.
Como queda
apuntado son pocos los datos conocidos sobre los padecimientos de Cervantes.
Una revisión de los mismos sería la siguiente:
1) El cuadro
febril en la víspera de la batalla de Lepanto (1571).
Este motiva
que sus superiores decidan dejarlo sin combatir, decisión que sólo la
obstinación de Cervantes consigue revocar. El análisis de los cuadros febriles
en los hospitales del siglo XVII indican que estos eran la causa más frecuente
de ingreso y en su mayoría eran causados por malaria (fiebres tercianas y
cuartanas)(49). No obstante, algunos autores también defienden –aunque sin
aportar pruebas fehacientes- que también pudo ser una gastroenteritis febril,
adquirida por consumo de alimentos o agua en mal estado (37,50 a,b). Dada la
endemia de malaria en Italia y Roma -recuérdese que p.ej. tres siglos después
el pintor Mariano Fortuny fallecerá cerca de Roma a causa de ella-, no es aventurado
suponer que Cervantes pudo contraerla durante su estancia en Italia y algunos
autores afirman que la contrajo en 1569, dos años antes de su participación en
Lepanto, durante su estancia en Corfú (38). Y no cabe duda de que Cervantes
conocía bien la malaria. Aparte de otras referencias, bastaría solo señalar el
paralelismo entre los síntomas que anteceden a la muerte de Don Quijote (II,74)
y la descripción clínica de la malaria que se realiza en el más prestigioso Tratado
de enfermedades Infecciosas (51) -con sus periodos de altísima fiebre, de
intenso sueño y recuperación del episodio-, para demostrar que, o bien
Cervantes padeció dicha enfermedad, o bien la presenció muy de cerca.
2) Las
secuelas de Lepanto.
Aquí recibió
dos heridas por arcabuz en el pecho y una en la mano izquierda, que le dejaron
sin su uso. Dichas lesiones debieron ser graves o las complicaciones
importantes, puesto que Cervantes tardó en recuperarse 7 meses en un hospital
de Mesina y el proceso de la herida 6 años (hasta marzo de 1577). Probablemente
tras las primeras curas a bordo de la Nao capitana La Marquesa, donde
habría un cirujano menor como todas las galeras (37,38) los cuidados
posteriores se hicieron por médicos bajo las órdenes de López Madera en un
hospital militar de Mesina. Al parecer también en algún momento pudo ser
intervenido por Gregorio López, protomédico de la flota y que había sido médico
personal de Carlos V. Y también que fuera visitado por el prestigioso cirujano
Dionisio Daza Chacón. Posteriormente sería honrado personalmente por D. Juan de
Austria. No obstante, una vez repuesto vuelve a enrolarse en la Armada,
participando en otras acciones bélicas en el Mediterráneo.
Hay consenso
en que quedó sin la función de la mano izquierda, pero esta no fue amputada
(37-39). En el Viaje al Parnaso declara “en la naval dura palestra,
perdiste el movimiento de la mano izquierda, para gloria de la diestra”. Se
ha apuntado por el reumatólogo Dr. Castillo Ojugas (39) que la bala le afectó
los huesos, músculos y nervios. Como consecuencia de ello, o de una infección o
isquemia, se habría producido un síndrome compartimental (Síndrome de
Volkmann), que hubiera ocasionado como secuela la esclerosis del miembro.
Como es
sabido, Cervantes consideró estas cicatrices heridas -“mi manquedad”- como un
gran honor producido “en la más alta ocasión que vieron lo siglos pasados,
los presentes y, ni esperan ver los venideros” y “quisiera antes haberme
hallado en aquella facción prodigiosa que sano ahora de mis heridas sin haberme
hallado en ella”. (Prólogo a la 2ª Parte del Quijote)(1).
3) Los
achaques del final de la vida.
Aparte de una
dolencia poco definida en 1592 (4,12), probablemente debida a las penurias
ocasionadas por el retraso en el pago de las cantidades adeudadas como
recaudador de la Corona, el siguiente síntoma es la queja sobre el cansancio
que aparece en el Prólogo de las Novelas Ejemplares (1613). Naturalmente
tal queja es demasiado inespecífica. Cervantes tiene en este momento 66 años,
edad que puede calificarse de singularmente avanzada para aquella época, en la
cual la misma vejez era por sí misma motivo de ingreso hospitalario. Y se cita
como verdaderamente excepcional el caso del médico Luis Mercado que alcanzó la
edad de 79 años (49). Cervantes también hace una alusión a sentirse enfermo en
el Prólogo de la 2º Parte del Quijote como justificación para no realizar un
supuesto viaje a China. Sin embargo, tal queja parece más bien un pretexto en
realidad para alabar y ponerse al servicio del Conde de Lemos (1).
Así, pues,
desde el punto de vista de la descripción de las dolencias de Cervantes los
datos antropológicos disponibles están basados fundamentalmente en la
descripción de sí mismo presentes en el Prólogo de las Novelas Ejemplares, a
saber:
·
Cráneo con sólo 6 dientes, mal alineados.
·
Antebrazo y mano izquierda esclerosadas y que
podría albergar partículas de plomo procedentes de los arcabuzazos que
Cervantes recibió en Lepanto.
·
Esqueleto de varón de 69 años. Cifosis.
Y, junto a
esto, basándonos en sus propias autodescripciones, en el relato del estudiante
que aparece en el Prólogo del Persiles y Segismunda, y en testimonios
contemporáneos (como Lope) y una lista completa de las circunstancias
patobiográficas de Cervantes sería la siguiente:
·
Tartamudez. “Será forzoso valerme por mi
pico, que, aunque tartamudo, no lo seré para decir verdades“.(Prólogo de
las Novelas Ejemplares).
·
Carácter agrio (Esto debe tomarse con
prevención, pues aparece en el Prólogo del Quijote de Avellaneda. Es
opinión asentada que tal prólogo, sino del mismo Lope de Vega, fue escrito por
alguien próximo a él y es conocida la aversión, que existía en ese momento
entre Cervantes y Lope.
·
Astenia: Tez viva, blanca (no menciona
ictericia).
·
Cargado de espaldas, no ágil de pies.
·
Utilización de anteojos “estrellados”
(Testimonio de Lope de Vega, 1612)(17).
·
Hidropesía (probablemente, aunque no
unívocamente, en referencia a posibles edemas generalizados y acúmulo de
líquidos corporales, particularmente ascítico).
·
Sed incoercible.
·
Datos negativos (presentes o ausentes pero
que fueron omitidos: disnea, nicturia/poliuria u oliguria, hemorragias,
pérdidas de conciencia o somnolencia…)
El problema
de la “hidropesía”.
Prácticamente
la totalidad de los diagnósticos a la muerte de Cervantes se han basado en lo
escrito o dictado por éste en el Prólogo de su obra póstuma Los
Trabajos de Persiles y Segismunda. En él Cervantes describe literariamente
que mientras se dirige a Toledo desde Esquivias, se encuentra con un estudiante
que al reconocerlo le manifiesta su reconocimiento. Cervantes le invita a hacer
juntos el camino y la conversación recae sobre su enfermedad. Entonces el
estudiante le dice que no abandone su alimentación y que su enfermedad es
hidropesía, que da una sed terrible, que no es aliviada aunque se bebiera todo
el agua del océano. Cervantes asiente diciendo que eso también le han dicho
muchos, pero que no puede dejar de beber.
En estos dos
datos -hidropesía y sed intensa- se han basado los diagnósticos actuales sobre
la enfermedad de Cervantes, que intentan superar los muy vagos de
“arteriosclerosis”, muy de moda a principios del siglo XX (p.ej. Gomez Ocaña)
(3, 6, 38). Uno con mucho predicamento, aceptado por ilustres cervantistas
médicos y no médicos, aunque en ciertos casos con ausencia de crítica, es el de
cirrosis hepática con desarrollo final de una diabetes mellitus (3,4,6,9-12,
37,50,52,53). A esta hipótesis se ha contrapuesto alternativamente la de una
insuficiencia cardiaca de posible origen hipertensivo (37,43, 47).
Para centrar
adecuadamente el problema es preciso señalar las siguientes cuestiones:
1) Según se
ha señalado el prólogo del Persiles, como casi todos los otros de
Cervantes, es un prólogo literario y que como tal puede ser real, inventado o
una mezcla de ambos (8).
2) Cervantes
empleó dos veces el término “hidrópico”. Uno en el Quijote por boca de Sancho: «Y
aunque no tiene barriga (la muerte) da a entender que está sedienta de beber e
hidrópica» (II, 20). XX). El empleo de la conjunción e parece dar a
entender que ambos conceptos –sed de beber e hidrópica-, eran similares aunque
no exactamente idénticos. La segunda vez que lo emplea es en El Viaje al
Parnaso-, aparentemente con el significado de ascitis (9,54)(“la
enfermedad llamada hidropesía/así le hincha el viente (sic), que todo el mar
caber en él podía”. Viaje al Parnaso, Cap. 6, versos 127-29). Dada
la trascendental importancia otorgada a tal término y diagnóstico aquí se hará
una referencia más pormenorizada sobre tal término.
A) La posible
Diabetes mellitus
Se ha
sugerido que Cervantes debió equivocarse al mencionar la hidropesía y se llega
a hacer equivalente hidropesía y polidipsia (38) y se cita al Diccionario
castellano con las voces de ciencia y arte (Esteban de Terreros y Pandro,
1787). No obstante, citar un diccionario escrito un siglo y medio de la muerte
de Cervantes como argumento de lo que entendía este por tal término parece algo
anacrónico. Es mucho más conveniente, pues, acudir al fundamental Tesoro de
la lengua castellana o española de Sebastián de Covarrubias, publicado en
1611, por tanto entre la 1ª y 2ª Partes del Quijote (54). En él se recoge el
término Hidropesía:”Latin Hydrops, enfermedad de humor aguoso, que
hinçha todo el cuerpo”. Por tanto dicho vocablo se refiere a la hinchazón
generalizada de los tejidos, tanto del abdomen como de las piernas, y vendría a
asimilarse al término de anasarca (47). Como queda dicho, Cervantes parece
utilizar en sus obras hidropesía en el contexto de hinchazón generalizada,
singularmente de líquido ascítico (anasarca).
Si se
considera esta acepción las tres entidades más frecuentes que producen edemas
generalizados serían la cirrosis hepática, una nefropatía con posible síndrome
nefrótico acompañante o la insuficiencia cardiaca.
Se ha aducido
la sed incontenible como síntoma muy sugestivo de una diabetes mellitus. Tal
trastorno, ya es conocido desde las descripciones clásicas de Apolonio de
Menfis (S. III AC) y sobre todo de Areteo de Capadocia (S.I. aC). No obstante
ya en el papiro de Ebers (1552 aC) se describía una enfermedad poliúrica y en
los escritos védicos de Surhruta/Chakuta se describe una entidad llamada Hadhumada
como enfermedad debilitante con poliuria que atraía a las hormigas: Ya se
distinguía entre una enferemdad de jóvenes delgados y otra de ancianos. También
Chien Chuan (China) y Li Hsuan en Japón (S. VII aC) describieron enfermadades
con poliuria que atraía a las moscas y perros (55-57).
No obstante,
fue Areteo de Capadocia quien ya da una descripción francamente reconocible
como diabetes al describir procesos con sus principales manifestaciones: cuadro
consuntivo junto a polidipsia, poliuria, reducción de la masa muscular y
evolución fatal. Areteo además justifica el nombre de “diabetes” que significa
“sifón” porque la “licuefacción de la carne y los huesos se hace a través de la
orina”: Todo el líquido sale del cuerpo de los enfermos justamente a modo de
sifón; la orina se limita a pasar por él como dentro de un tubo (55-57).
En su tesis
doctoral F. Ponte Hernando (55) ha proporcionado una exhaustiva descripción
histórica sobre la equiparación entre hidropesía y diabetes mellitus -con sus
síntoma capitales de poliuria y sed incoercible. Si bien otros médicos como
Celso o Avicena (S X1 dC) –que describió una forma de detectar azúcares en la
orina o propuso medidas dietéticas para tratarla- realizan aportaciones para
delimitar el cuadro clínico de la diabetes, aquí interesa resaltara ara que
Galeno (S II dC) llamó a tal entidad: ”hydrops ad matulam” (“hidropesía
de las vías urinarias”), “diarrea urinosa” o “dipsacus”, este
último para enfatizar la extrema sed que acompaña a la enfermedad. La
pervivencia aún vigorosa de las ideas galénicas en tiempos de Cervantes, por
intermedio del famoso Canon de Avicena, explicarían que hidropesía y sed
incoercibles se confundieran frecuentemente en tiempos de Cervantes, si bien no
totalmente como vimos en el Quijote. Aunque en 1780 Thomas Willis ya destacara
el carácter dulce de la orina la diabetes mellitus esta solo adquirirá rango de
plena entidad en 1790 con la diferenciación entre diabetes mellitus e insípida
realizada por Johann Peter Frank.
No tenemos
tampoco ninguna constancia de los posibles remedios aplicados a Cervantes para
tal entidad. Estos consistían fundamentalmente en emplastos sobre la zona del
estómago (epitemas de nardo, resina de almáciga, dátiles y miel de membrillos,
con irrigaciones del jugo de estos y esencia de rosas); dieta a base de
bebidas, como agua hervida, con frutas, vino alimentos como papilla de leche y
harina y similares, y remedios específicos como la tríaca o poción de Mitrídate,
preparada con las uvas de opórice (55). Dada la pobreza de Cervantes es muy
dudoso que tuviera acceso a estos remedios.
Se ha
argumentado que la diabetes y la sed podrían ser eventos finales en una
cirrosis hepática. Sin embargo, tal interpretación no menciona una cuestión
importante. El Tesoro de Covarrubias recoge para “hidropesía”,
junto a edemas generalizados, la acepción de avaricia pues se consideraba que
todos los hidrópicos padecían una sed incoercible similar a la necesidad
incontenible de los avaros de acumular riquezas (54,58). De hecho esta
significación, perdiendo parte de su connotación médica, pasa a ser
predominante en el lenguaje literario. Con este sentido de sed o deseo intenso
se conservan textos muy significativos, p. ej. de Quevedo, contemporáneo de
Cervantes, quien incluso llegar a inventar palabras como “libropesía” o sed
insaciable de libros, en las que se juega con este significado (58). Además,
aunque en las cirrosis puede desarrollarse diabetes, en otros casos avanzados
se observan hipoglucemias.
Y puede
aducirse al menos otro caso célebre y documentado de muerte de “hidropesía”. Es
el de Isabel la Católica (muerta en 1504) cuyos médicos y humanistas
contemporáneos se refieren a ella como enferma de “hidropesía”, en el sentido
de edemas generalizados y ascitis. La hipótesis más aceptada de su muerte es
que falleció de un cáncer de útero (59,60). La hidropesía pudiera referirse a
ascitis tumoral o bien a anasarca por hipoalbuminemia y consunción. Pero, al
menos en este caso, hidropesía no fue igual a diabetes.
Un problema
adicional, semejante al que se presenta en los estudios retrospectivos y fuente
de grandes errores es el siguiente: ¿el que un signo o síntoma no aparezca
reflejado denota que está ausente o que fue omitido? Esto es particularmente
relevante en el caso de Cervantes, porque no sabemos si existió el otro gran
signo casi siempre compañante de la diabetes: la poliuria. Es improbable que
este síntoma fuera desconocido de Cervantes, que había escrito el prólogo al
libro urológico de Francisco Díaz, o que se refiere a la urgencia miccional de
uno de los galeotes del Quijote (I, 22). Por tanto, si lo omitió
conscientemente el diagnóstico de diabetes sigue siendo posible, pero si no
existió entonces caben hipótesis alternativas, entre ellas que la hidropesía
estuviera en relación con una nefropatía terminal que cursara con oligoanuria y
es clásico el síntoma de sed incoercible de la uremia (61).
En cualquier
caso, si Cervantes padeció diabetes, la posible retinopatía no parece haber
sido importante, dada su ingente producción en los últimos tres años. Sabemos,
por el testimonio de Lope 4 años antes de la muerte de Cervantes que este
utilizaba anteojos (17). Sin embargo, esto bien podría ser más derivado a la
presbicia asociada a la edad que a otra patología. Es muy dudoso que los
anteojos mejoraran la visión en caso de cataratas o retinopatía.
En el reverso
de la moneda quizá merezca mencionarse que Gregorio Marañón en su libro Los
estados prediabéticos (1927) ya consideraba la piorrea como tal estado. Y
recientemente se insiste en esta fuerte asociación entre enfermedad periodontal
y diabetes, y también con la cardiopatía (62,63). Naturalmente, puede haber
otras explicaciones pero, ¿pudo la diabetes ser causa de los “dientes ni
menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y esos mal acondicionados” de
su autodescripción en el Prólogo mencionado?
B) La posible
nefropatía.
Si es cierta
la hipótesis de que Cervantes pudo padecer una nefropatía con desarrollo de
síndrome nefrótico y ascitis, que fue la que terminó con su vida, ¿habría
alguna orientación etiológica?. Algunos autores han aventurado el diagnóstico
de insuficiencia cardiaca -¿también renal?- de presumible origen hipertensivo
(38). Si admitimos que Cervantes padeció malaria en su juventud, quizá pueda
sugerirse para ella cierto papel etiológico. En efecto, se ha descrito una
glomerulopatía que puede cursar con síndrome nefrótico por depósito de
inmunocomplejos -IgG, IgM C y Ag de plasmodium-, con posible evolución hacia
una uremia terminal (64).
C) La posible
cirrosis
Aunque ya se
mencionó, ha de decirse que sobre otras causas de anasarca como la cirrosis
hepática, no puede afirmarse ni descartarse nada. Este proceso ha sido
argumentado por López Alonso (50a,b) y comentado críticamente por conocidos
cervantistas como Daniel Eisenberg (37). Pero existen algunos datos negativos
significativos. En su autorretrato literario del Prólogo de las Novelas
Ejemplares se describe como de tez más pálida que morena. Esto,
evidentemente, no descarta nada de manera definitiva, aunque en el caso de una
hepatopatía avanzada podría ser ya evidente cierta ictericia que en la
descripción cervantina no aparece. Tampoco menciona que, si hubiera tenido
ascitis masiva, se le hubieran realizado paracentesis (como p.ej. las repetidas
y cuantiosas practicadas a Beethoven, 2 siglos más tarde, y que probablemente
murió de una cirrosis (de etiología ¿vírica o enólica?).
En la
etiología de esta posible hepatopatía –una causa podría otra vez ser la
malaria- puede descartarse de forma casi segura el alcoholismo. No hay ningún
dato ni en Cervantes ni en sus contemporáneos que indique que fuera bebedor
excesivo (37,50). Ello es significativo, puesto que ni en las más furibundas
invectivas de sus detractores, como Avellaneda o en ocasiones Lope de Vega, se
le acusa de ello.
Pero además
es muy dudoso que una encefalopatía hepática o cirrosis avanzada hubieran
permitido a Cervantes realizar la desaforada actividad intelectual y literaria
desarrollada en sus años finales.
D) La posible
insuficiencia cardiaca. Otras causas (tumoral, etc.).
Sobre esta
tercera cusa etiológica importante de anasarca resulta muy llamativo que
Cervantes no mencione en el Prólogo del Persiles, siquiera
indirectamente, un síntoma tan omnipresente e invalidante como la disnea. O que
sufriendo tal proceso se atreviera a hacer el viaje a Esquivias, y aunque
acomodado en caballería, a buen paso como sugiere el hecho de que el estudiante
tuviera que apresurarse para alcanzarlo. Del relato parece desprenderse que su
charla con el estudiante fue animada, sin jadeos por la disnea.
La última
gran causa más probable de hidropesía sería la ascitis tumoral. Se ha comentado
el precedente histórico, con abundante referencia literaria contemporánea, del
probable cáncer de útero como causa de la hidropesía y de la muerte de Isabel
la Católica. En el caso de Cervantes lo más probable una neoplasia de páncreas
o colon, ya que no se refieren tampoco síntomas gastrointestinales que sugieran
cáncer de estómago.
Incluso, como
hipótesis, y para cuya confirmación los restos de Cervantes podrían aportar
valiosos hallazgos- puede mencionarse la intoxicación crónica por plomo. Esto
podría ser verosímil, dados los precedentes de los arcabuzazos y si no se pudo
realizar extracción completa de los restos de los proyectiles por ejemplo, del
tórax. Como es sabido, tal proceso produce, entre otras cosas, hipertensión
arterial y nefropatía. Tal posibilidad, no mencionada en la bibliografía
cervantina, cuenta con al menos otro caso ilustre. La muerte del 7º presidente
norteamericano Andrew Jackson se atribuyó a anasarca e insuficiencia cardiaca.
En su desarrollo se especuló sobre la posibilidad de una intoxicación crónica
con Pb, debida a varias balas alojadas en su cuerpo, productos de duelos de
juventud (65,66).
En la tabla 1
se resumen las teorías patobiográficas sobre las enfermedades de Cervantes y
los posibles hallazgos que pudieran encontrarse en relación con ellas en caso
de hallarse sus restos.
Poco sabemos,
si hacemos caso al Prólogo del Persiles, de los muchos a los que habría
consultado sus dolencias Cervantes. Sus amigos médicos, como el Doctor Rodrígo
de la Fuente o Francisco Díaz habían muerto ya. Alonso Pinciano, el revisor del
Quijote, probablemente estaba preferentemente dedicado a tareas literarias.
Por último,
conviene ser precavido sobre ciertos datos biográficos. Es altamente
significativo que la carta supuestamente dirigida por Cervantes al Cardenal
Sandoval en la que se declara muy enfermo y que durante más de un siglo
presidió las sesiones de la Real Academia Española de la Lengua, resultara ser
un fraude, como demostrara Rodríguez-Moñino (37).
En
conclusión, siguen persistiendo numerosas lagunas sobre las causas definitivas
de la enfermedad mortal de Cervantes. A las hipótesis diagnósticas emitidas de
diabetes mellitus, cirrosis hepática o insuficiencia cardiaca, quizá debería
añadirse la hipótesis de una uremia terminal con desarrollo de un síndrome
nefrótico y anasarca como causa de su muerte.
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21 22
Tabla 1.
Hipótesis patobiográficas de las enfermedades de Cervantes. Posibles
indicios en sus restos para recabar datos sobre sus enfermedades.
A) Datos
antropológicos.
Cráneo con
sólo 6 dientes mal alineados.
Antebrazo y
mano izquierda esclerosadas y que podría albergar partículas de Pb procedentes
de los arcabuzazos recibidos en Lepanto.
Esqueleto de
varón de 69 años. Cifosis.
B) Datos
patobiográficos
Astenia: Tez
viva, blanca (sin mencionar ictericia).
Cargado de
espaldas, no ágil de pies.
Utilización
de anteojos
Hidropesía
(probablemente, en referencia a edemas generalizados y acúmulo de líquidos
corporales, particularmente ascítico).
Sed incoercible.
Datos
negativos (presentes o ausentes pero omitidos: disnea, nicturia/poliuria u
oliguria, hemorragias, pérdidas de conciencia o somnolencia…)
HIPÓTESIS
PATOBIOGRÁFICAS
Enfermedad
Repercusión probable en hueso por investigar
Diabetes
mellitus Osteoporosis
Hiperostosis
esquelética idiopática diseminada*
Hiperostosis
en otras regiones: frontal, vertebral, osteítis condensantes de iliaco,
calcificación de ligamentos paravertebrales…
Cirrosis
hepática no alcohólica Osteoporosis
Insuficiencia
renal Osteodistrofia
renal
Tumores
pardos del hiperparatiroidismo 2º
Leontiasis
ósea
Hiperostosis
difusa
Osteodistrofia
mixta urémica
Hidropesía
tumoral (ascitis neoplásica) Metástasis óseas.
(más
probables: páncreas, colon…)
¿Intoxicación
por plomo? Niveles
de Pb en hueso
* 20%
prevalencia en DM de 60 años vs. 2.4% en no diabéticos (Husni ME, Kroop SF,
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Anexo
VI
Análisis
medioambiental de la cripta iglesia MM Trinitarias de Madrid
Fernando
Serrulla
(Instituto de Medicina Legal de Galicia)
A lo largo de
la intervención arqueológica llevada a cabo en la cripta se tomaron datos sobre
las condiciones de temperatura y humedad, así como de las características de la
tierra en el subsuelo caracterizada por arenas de grano grueso.
La
temperatura constante era de 14º C con apenas oscilaciones de uno o dos grados
por la influencia de los miembros del equipo en el interior de la cripta entre
las 9 a 14 horas y de 15,30 a 19 horas, con una humedad relativa del 60%.
Análisis del
suelo:
|
21398
A
|
21398
B
|
21398
C
|
21399
A
|
21399
B
|
21399
C
|
21400
A
|
21400
B
|
|
pH
|
7,48
|
7,1
|
7,49
|
6,97
|
6,92
|
7,29
|
7,32
|
6,12
|
|
M.O. /
%
|
26,5289
|
30,5398
|
29,7506
|
26,4815
|
26,5798
|
29,9273
|
26,2288
|
24,3185
|
|
39,8222
|
45,3512
|
34,6248
|
36,3563
|
38,7561
|
42,8192
|
37,377
|
25,1313
|
||
39,4167
|
44,9433
|
34,278
|
36,0842
|
38,3374
|
42,4866
|
37,0847
|
25,0401
|
||
39,2128
|
44,6957
|
34,1694
|
35,8237
|
37,9119
|
42,2588
|
36,8789
|
24,9653
|
||
1,53
|
1,67
|
2,23
|
2,64
|
3,49
|
1,77
|
1,85
|
9,20
|
||
Fósforo / mg/kg
|
0,338
|
0,32
|
0,244
|
0,577
|
0,564
|
0,091
|
0,13
|
0,563
|
|
0,0167
|
0,0167
|
0,0167
|
0,0167
|
0,0167
|
0,0167
|
0,0167
|
0,0167
|
||
0,7087
|
0,7087
|
0,7087
|
0,7087
|
0,7087
|
0,7087
|
0,7087
|
0,7087
|
||
50
|
100
|
100
|
100
|
100
|
50
|
50
|
500
|
||
22,67
|
42,80
|
32,07
|
79,06
|
77,23
|
5,24
|
7,99
|
1182,28
|
||
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Calcio mg/kg
|
9383,33
|
9533,33
|
17883,33
|
11766,67
|
12433,33
|
6666,67
|
8066,67
|
44557,82
|
|
%
|
0,94
|
0,95
|
1,79
|
1,18
|
1,24
|
0,67
|
0,81
|
4,46
|
|
Magnesio
mg/kg
|
376,67
|
313,33
|
276,67
|
506,67
|
560,00
|
363,33
|
366,67
|
1009,07
|
|
%
|
0,04
|
0,03
|
0,03
|
0,05
|
0,06
|
0,04
|
0,04
|
0,10
|
|
Potasio mg/kg
|
351,40
|
324,80
|
362,00
|
473,00
|
468,00
|
328,40
|
324,20
|
684,35
|
|
%
|
0,04
|
0,03
|
0,04
|
0,05
|
0,05
|
0,03
|
0,03
|
0,07
|
Anexo VII
Digitalización
de las momias encontradas en la cripta de la iglesia MM Trinitarias
Daniel García
Martínez
y Markus Bastir
(Museo Nacional de Ciencias Naturales)
En diferentes
sesiones durante cinco días se ha digitalizado un total de 13 momias
infantiles. Dos de ellas se escanearon primero con el ataúd cerrado, y segundo
con el ataúd abierto.. Ademase se digitalizaron una serie de utensilios
encontrados en el contexto de la excavación mediante un escáner de luz
estructurado así como una serie de monedas metálicas mediante un escáner de láser apto para la
digitalización de objetos pequeños.
La
post-producción de estos datos se realizó en Laboratorio de Morfología Virtual
del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y se generaran los modelos
3D virtuales, así como un catálogo pdf de estas reconstrucciones y una
impresión 3D de un objeto en escala reducida. En dos ocasiones se han tenido
problemas técnicos por mapear la textura a la reconstrucción 3d.
Anexo VIII
Intervención de restauración en el muro norte de la
cripta de la
iglesia de las Trinitarias
Elsa Soria Hernanz, Rosa Plaza Santiago, Emilio Casero
Chamorro, Sofía Almagro Carrasco, Azahara García Sola, Javier Calvo García,
Leticia González, Mirian Arco Hontroria, Miguel Ángel Bonache Gutiérrez, Rocío
Regueras Rodríguez
(Escuela
Superior de Restauración y Conservación de Bienes Culturales)
El presente informe
ejecutivo “INFORME PRELIMINAR de la INTERVENCIÓN de RESTAURACIÓN de URGENCIA
REALIZADA DENTRO del PROYECTO de BUSQUEDA de los RESTOS DE CERVANTES en el MURO
NORTE la CRIPTA FUNERARIA del CONVENTO de las TRINITARIAS de MADRID, recoge el proceso
de la actuación de restauración realizada para recuperar dicho elemento.
Estos trabajos han
sido fruto del Convenio de Colaboración Educativa firmado entre la Sociedad de
Ciencias Aranzadi y la Escuela Superior de Conservación y Restauración de BBCC
de Madrid (ESCRBC), dentro del Proyecto de la Búsqueda de los restos de
Cervantes.
Descripción del ámbito de actuación
El ámbito de
actuación se localiza en la cripta funeraria del Convento de las Trinitarias de
Madrid, calle Lope de Vega 19, espacio declarado Bien de Interés Cultural (BIC)
con categoría de Zona Arqueológica, lo cual le otorga la máxima figura de
protección según la Ley 16/1985 de Patrimonio Histórico Español
El objeto intervenido
se localiza en el muro Norte de la cripta. Presenta 36 nichos que se
distribuyen en siete calles y seis cuerpos. Todos los nichos (58x64 cm
aproximadamente) se encontraban ocultos bajo un enlucido de yeso que no
permitía apreciar la estructura original.
A
través de la intervención realizada se ha podido constatar diferentes tipos de
revestimientos correspondientes a distintos momentos de uso. Partiendo de la
estructura soporte hasta el revestimiento de yeso visible en la actualidad, se
han constatado diversos estratos de distinta naturaleza que podrían resumirse
de forma general de la siguiente manera:
-
Estructura soporte original.
Realizada en ladrillo tradicional trabado mediante
mortero de yeso negro mezclado con un porcentaje alto de áridos de tipo
arcilloso y desgrasantes de carácter orgánico de tipo vegetal (presente en muy
bajo porcentaje).
-
Primer Estrato: revestimiento original de la fábrica.
Sobre la fábrica de ladrillo se documenta un enfoscado
realizado con el mismo mortero utilizado en la argamasa de trabazón de los
ladrillos, por tanto, su ejecución corresponde al momento de construcción de la
estructura soporte original. Dicho enfoscado aparece en el alzado del muro y en
el interior de los nichos (no en el cierre de los mismos).
-
Segundo Estrato: revestimiento de regularización.
Sobre el anterior recubrimiento de fábrica se
documenta otro de menor espesor realizado en dos aplicaciones con mortero de
yeso fino de buena calidad, sin áridos ni desgrasantes.
-
Tercer Estrato: Preparación de la superficie.
Lechada de sulfato cálcico aplicado como preparación
para regularizar la superficie y recibir el estrato pictórico de las
inscripciones funerarias.
-
Cuarto Estrato: capa pictórica de las inscripciones
Estrato realizado mediante técnica magra a punta de
pincel, posiblemente mediante un temple a la cola en color negro, combinando
caligrafía con motivos de carácter funerario y vegetal.
Este
esquema a nivel general cambia en el cierre de cada uno de los nichos, en los
que además de estos estratos, se documentan más capas que responden a distintos
momentos de reutilización de dichas estructuras. Las particularidades de cada
nicho se desarrollarán en futuros informes.
Estado de conservación
A
partir del estado de conservación realizado se ha podido constatar que la
humedad es el principal factor de degradación. Por tanto todas las patologías
presentes responden a alteraciones del material producidas por la presencia de
humedad:
-
Arenización del material latericio.
-
Disgregación de morteros de fábrica y de revestimiento.
-
Pérdida de cohesión entre los diferentes estratos de revestimiento.
-
Eflorescencias, subeflorescencias y concreciones.
-
Pulverulencia del estrato pictórico.
Sin
embargo, también hay que tener en cuenta otro tipo de factores de degradación
de notable incidencia, como son los antropogénicos, es decir, los derivados de
la acción del hombre:
-
Reparaciones puntuales realizadas con morteros de cemento portland.
-
Presencia de elementos metálicos.
-
Y el recubrimiento final de la estructura.
Intervención realizada
Documentación
Recopilación
de información sobre el estado de conservación previo a la intervención.
Seguimiento y documentación escrita y fotográfica de los diferentes procesos de
tratamiento, así como del estado inicial y posterior a la intervención con
tomas generales y de detalle.
Estudio
del deterioro y definición de los criterios de intervención
Al
comenzar los trabajos de restauración, el grado de deterioro era muy alto. Se
realizó el reconocimiento del alcance de los daños presentes en la estructura y
se identificaron las causas que los provocaron. Se estudiaron las
características propias de la estructura y las de los materiales constituyentes
que han influido en estos deterioros, así como se tuvieron en cuenta las
características del entorno perjudiciales para su conservación.
Determinación
de originales
Realización
de catas, para determinar los estratos originales de la estructura y los diferentes
niveles de uso. Una vez realizadas, se procedió al levantamiento general de
todos las capas superpuestas a los niveles a conservar, mediante métodos
mecánico-manuales, con formones, cinceles, bisturí.., ajustando las
herramientas y el método a la dureza y resistencia a los diferentes materiales
a retirar.
Consolidación
puntual de urgencia
Las
zonas con alto riesgo de desprendimiento y pérdida, por la falta de cohesión
entre los diferentes estratos de revestimiento, se han consolidado mediante inyección
de resina acrílica en dispersión coloidal (acril 33) al 10%, protegiendo
previamente la superficie a tratar mediante empapelado temporal.
Limpieza
mecánica
Una
vez eliminados los diferentes estratos no originales, se realizó una primera
limpieza de los niveles a mantener, retirando los diferentes productos de
depósito adheridos mediante métodos mecánico-manuales con bisturíes y escalpelos.
Materiales empleados en la intervención
Alcohol
Agua
Acetona
Acril
Esponjas wishab
Pequeña herramienta
Anexo IX
Cuerpos
momificados en la cripta de la iglesia de las Trinitarias
Mercedes
González Fernández
(Instituto de Estudios Científicos en Momias)
Durante el
proceso de intervención llevado a cabo en la cripta del Convento de las Trinitarias,
se han exhumado, tanto en el subsuelo como en los nichos, 35individuos
momificados, todos ellos en distinto grado de conservación, los cuales habían
sido inhumados en ataúdes de madera.
En base a la
indumentaria de la mayoría de estos individuos, podemos situar su existencia
entre finales del siglo XVIII y principios del XIX. Dado que en esa época el
embalsamamiento estaba destinado, principalmente, a los altos cargos
eclesiásticos (papas, obispos, hombres santos…) y a los miembros de la realeza,
podemos inferir que en todos los casos, excepto en uno, se trata de una
momificación natural por deshidratación, es decir, por una rápida pérdida del
agua corporal, propiciada por los parámetros medioambientales de la cripta,
especialmente, una baja humedad y una temperatura más o menos constante, sin
que haya mediado la intervención del hombre. Esta hipótesis se ha visto
confirmada tras examinar los cuerpos exhumados, ya que no se ha podido apreciar
en ellos ninguna señal que indique su manipulación, en aras de conservar los
cuerpos para la posteridad. Se recuperó un cuerpo en muy mal estado, que había
sido enterrado en un ataúd de madera, forrado internamente con otro, éste
último de zinc. Dicho individuo presentaba una momificación distinta a la del resto
de los otros sujetos, denominada saponificación, que consiste, básicamente, en
la transformación de la grasa corporal en una sustancia parecida al jabón.
Con respecto
a la edad de los individuos momificados, 33 son infantiles, siendo el más joven
de este grupo, una niña recién nacida, ya que aún conservaba, adherido al
cuerpo, un fragmento de cordón umbilical. El individuo mayor, también de este
grupo, es otra niña, cuya edad podría situarse entre los 4-5 años. Los rangos
de edad se han considerado mediante el estudio de la dentición y/o de alguno de
los huesos largos, pero dado que la mayoría de los individuos estaban afectados
de raquitismo (enfermedad que ralentiza el crecimiento), todas las edades deben
ser consideradas como estimadas.
Los dos individuos
adultos se recuperaron de sendos nichos. Se trata de dos varones en muy buen
estado de conservación. Por la indumentaria que ambos presentan y la
documentación hallada al respecto, podrían ser dos capellanes.
Con respecto
a la indumentaria de alguno de los individuos infantiles, cabe reseñar la
posible reutilización, tanto de los vestidos como del calzado, ya que, en
muchas ocasiones, la talla de los mismos no coincidía con la del individuo al
que se lo habían puesto.
El trabajo
llevado a cabo sobre la mayoría de los individuos momificados ha sido el
siguiente:
1. Medida de
los parámetros medioambientales (humedad relativa y temperatura), tanto de la
cripta como de algunos de los nichos. Toma de muestras del subsuelo en el que
se exhumaron algunos de los ataúdes infantiles, para determinar hasta qué punto
el suelo puede haber contribuido a la conservación o destrucción de los tejidos
blandos corporales.
2. Limpieza
de los textiles y calzados más relevantes, para su posterior análisis por los
miembros del Museo del Traje.
3. Estudio de
todos los individuos momificados recuperados, para determinar cuál es el grado
de conservación de los mismos, pudiendo así poder establecer una serie de
parámetros relacionados con la edad; partes momificadas; rol de la indumentaria
y de las maderas empleadas en la elaboración de los ataúdes; etc.
4. Se realizó
una ficha por cada uno de los individuos estudiados.
5. Se tomaron
muestras de hongos para su posterior cultivo.
6. Se tomaron
muestras del individuo que presentaba saponificación.
[1]. Archivo de
la iglesia parroquial de San Sebastián, Libro
4º. de Difuntos, años 1609 a 1620, f. 270 r.
[2]. «En dos de abril de mil seiscientos y diez
y seis profesó en su casa, por estar enfermo, el hermano Miguel de Zerbantes,
en la calle del León, en casa de don Francisco Martínez, clérigo, hermano de la
Orden», Archivo de la Venerable Orden Tercera, Libro de profesiones […], f. 130 v.
[3]. Comedias y entremeses de Miguel de Cervantes
Saavedra, […], con una disertación o prólogo sobre las comedias de España.
En Madrid: en la Imprenta de Antonio Marín: se
hallara en la libreria de Manuel Ignacio de Pinto […], 1749.
[4]. La sepultura de Miguel de Cervantes: memoria
escrita por encargo de la Real Academia Española y leída a la misma por su
director, el marqués de Molíns. [Madrid]: Madrid: imp. y Estereotipia de M.
Rivadeneyra, 1870.
[5]. Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, con mil
documentos hasta ahora inéditos y numerosas ilustraciones y grabados de época.
Madrid: Instituto Editorial Reus,
1948–1958, siete volúmenes.
[6]. “Documentación”, en Carlos
Alvar (dir.), Gran Enciclopedia
Cervantina. Madrid: CEC-Castalia, 2007, vol. IV, pp. 3.572-3.648.
[7]. Virginia Tovar Martín, “El
arquitecto Marcos López y el convento de las Trinitarias Descalzas de Madrid”, Anales del Instituto de Estudios Madrileños,
T. X (1974), pp. 133-153, y Arquitectura madrileña del siglo XVII:
datos para su estudio. Madrid: Instituto de Estudios Madrileños, 1983, pp.
321-322, y transcripción, documento 100, pp. 667-675.
[8]. Archivo Histórico Nacional, Fondos
Contemporáneos, Delegación de Hacienda, fondo histórico, leg. 21, exp. 10.
[11]. Acuerdo del Ayuntamiento de
Madrid, en cumplimiento de provisión de la Sala de Gobierno del Consejo de
Castilla, dando licencia para la fundación del convento de la Santísima
Trinidad, de Trinitarias Descalzas, en la calle del Amor de Dios, de Madrid.
1612, octubre, 3, Madrid. Original, ms. en
fº., Archivo de Villa de Madrid, Libros manuscritos, Libro de acuerdos del año
1612, ff. 167 v.-168 r.
[12]. Carta ejecutoria del pleito
civil seguido en la Sala de Justicia del Consejo de Castilla entre la abadesa,
comunidad y convento de San Ildefonso, de Trinitarias Descalzas, de Madrid, y
Francisca Romero de Gaitán sobre la revocación de ésta de la fundación del
convento, fallado por la Justicia ordinaria a favor de dicho convento. 1630,
octubre, 2, Madrid. 1 lib. ms. en fº. sin foliar, testimonio de Miguel Moreno,
escribano real y de provincia, de la data referida; 1 h. en blanco + 110 hh. +
3 hh. en blanco; enc. en pergamino, Archivo Histórico Nacional, Clero Regular y
Secular, lib. 8.012.
[13]. Pedimiento de sor Mariana de
Jesús, ministra, y el doctor Diego Martínez de Ayala, capellán mayor, en nombre
y representación del convento de San Ildefonso, de Trinitarias Descalzas, de
Madrid, solicitando al Visitador eclesiástico autorización para el abono de
7.656 reales de vellón empleados en la obra de reparación de la bóveda de
enterramiento de dicho convento, y que el cargo se admita en las cuentas del Patronato
del mismo para el año de 1730. [Antes de 1730, febrero, 7, Madrid] a 1730,
marzo, 15, Madrid. Original, 2 hh. en fº., sobre papel , Archivo del Convento de San Ildefonso, leg. 8, exp. s.n.
[14]. Escritura
de depósito del cuerpo de María Gaitán, otorgada por fray Agustín de San José,
en nombre y representación del convento de la Santísima Trinidad, de
trinitarios calzados, a favor de Francisca Romero Gaitán, ante Hernando de
Recas, escribano real y del número de Madrid. 1612, enero, 2, Madrid. Archivo Histórico
de Protocolos de Madrid, T. 3.162, f. 564 r. Para
el depósito del cadáver, «el presidente del convento de Trinitarios, fray
Agustín de San Jose señaló el altar y capilla de Nuestra Señora, a la mano
derecha, como se entra por la puerta principal, donde yacía el cuerpo de su
yerno don Alonso». Citado por Astrana
Marín, 1948-1958: T. VII, p. 273.
[15]. «[/169 r.] […] Se trujo el cuerpo de don Juan Áluarez
Maldonado, niño de un año, hijo de don Juan
Áluarez Maldonado y de doña Ana de
Liéuana Xibaxa, su mujer y padres, metido en un ataúd, y de pedimiento de los dichos sus padres requirieron a doña Francisca Romero, señora y patrona de dicho Convento, reçiuiese
el cuerpo del dicho don Juan Áluarez Maldonado, difunto, en
depósito, para le entregar el dicho
cuerpo y güesos en el dicho ataúd
según que está siempre que se le pida […]». Escritura de depósito del
cadáver de Juan Álvarez Maldonado, hijo de Juan Álvarez Maldonado y Ana de
Liébana Gibaja, otorgado por Francisca Romero Gaitán, fundadora del convento de
San Ildefonso, de Trinitarias Descalzas de Madrid, ante Cristóbal Ruiz, escribano real. 1614, junio, 11, Madrid.
Original, 1 h. en fº., sobre papel, Archivo Histórico de Protocolos de Madrid,
T. 4.607, 2ª. foliación, ff. 169 r.-v. (Cifra Astrana
Marín, 1948-1958: T. VII, p. 285).
[16]. Escritura de fundación del patronato del convento de San Ildefonso, de Trinitarias
Descalzas, de Madrid, convenida por María de Villena, marquesa viuda de la
Laguna, y la priora y comunidad de dicho convento, otorgada ante Santiago
Fernández de Valladares, escribano real y del número de Madrid. 1630,
diciembre, 20, Madrid. Original, 38
hh. en fº., sobre papel, Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, T. 2.050,
ff. 1.217 r.-1.242 v.
[17]. Los registros de sepelio
están contenidos en el Libro 4º. de difuntos de la iglesia parroquial de San
Sebastián (1609 a 1630), Libro 5º. (1620 a 1624), Libro 6º. (1624-1628) y Libro
7º. (1628 a 1630). El asiento de cada fallecido es textual; se indica el número
de folio, recto o vuelto, libro de procedencia y signatura de origen en el
Servicio de Reproducción y Digitalización de Documentos de los Archivos
Estatales. La columna izquierda remite al número de misas establecidas en el
testamento del difunto mediante mandas manuales; la columna derecha contiene el
asiento de sepelio.
[18] Existe un informe
específico de la actividad realizada en la primera fase de esta investigación y
presentada públicamente en el Ayuntamiento de Madrid el 23 de enero de 2015.
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