COLUMNA DE OPINIÓN
La política argentina está demostrando
una dinámica no comparable con país
sudamericano alguno y, con pocas referencias en otros países desarrollados del
mundo. Esta dinámica, en realidad este anticipo, se está dando fundamentalmente
y como no podía ser de otra manera, en
un partido que es sinónimo de
“movimiento político” cual es el peronismo.
Esta dinámica inédita ya nos obliga, no obstante no haber concluido con
las Elecciones Generales Legislativas del 27 de Octubre próximo, reitero ya nos obliga a adentrarnos en los laberintos de la
ingeniería política con vistas a la presidenciable del 2015.
Esto es dable ver en el hecho que,
teniendo como premisa el objetivo político premencionado, las distintas líneas
peronistas están tratando de fortalecer anticipadamente
su representación, mediante la búsqueda
e individualización de un “conductor” cuya
sola presencia represente, por antecedentes y trayectoria, los principios, ideales y pensamientos que
han sido las banderas históricas del peronismo.
Un claro ejemplo lo tenemos en la
calculada aparición de Sergio Massa, tratando de hacerse de la representación
del peronismo opositor al oficialismo. Sus antecedentes liberales y su súbita
“conversión” de oficialista a opositor, lo ubica rápidamente como un oportunista de la política, que en esta
oportunidad, salta al escenario político explotando entre otras cosas, su
juventud, el marketing publicitario y mostrando sólo una cara del Municipio de
Tigre que encontró con obras a estrenar, gracias a los emprendimientos de
Hubieto, su antecesor.
En tal sentido,
es todo una incógnita su accionar futuro en el Congreso pero, podemos reiterar
su característica de oportunista de la política si nos atenemos a sus dichos:
“Después del 10 de Diciembre voy a decidir si soy opositor u oficialista”.
Una muestra de su búsqueda oportunista
de consenso peronista, es el súbito acercamiento
producido con Carlos Reutemann, acercamiento que no produce ningún entusiasmo
en el espectro peronista, ya que Reutemann por sus reiteradas muestras de inseguridad y falta de convicción personal, ha dilapidado y
desperdiciado las muestras de consenso
que le expresó en no pocas
oportunidades el peronismo en
general; manifestaciones a las que respondió
con el exceso de prudencia, o mejor digamos, con la apatía que lo caracteriza; actitud no compatible con la idea e imagen
que el peronismo tiene de su “conductor”.
No siendo por lo tanto, la opción más
potable para una fórmula presidencial, más si tenemos en cuenta que Reutemann
perdió en su provincia a manos del socialismo.
También debemos tener en cuenta que,
actualmente, estamos ante una elección legislativa.
Que el oficialismo va a conservar su mayoría
parlamentaria y que, pese a lo que los distintos partidos y/o alianzas
políticas opositoras al gobierno pretendan hacer creer al electorado, después de estas elecciones no va a gobernar la oposición, porque
quien gobierna es el Poder Ejecutivo.
Si Massa pretende ser candidato
presidencial, además de sumar apoyos, deberá mostrar un mensaje categórico
sobre qué orientación tomará La
Argentina ; esa definición pasa por dos campos muy concretos y
simples a saber: a) cómo serán las reglas económicas para trabajar en el país; y, b) con quién se asociará internacionalmente
la Argentina. Esto
es decisivo.
Para estas definiciones Massa puede
tener el discurso, pero le falta la convicción en sus dichos, lo cual se
trasunta y refleja en sus expresiones corporales. Todo lo cual lo transforma en
sólo una burbuja política al igual que De Narváez donde, con el correr de los
días hasta peligra su propia candidatura
como primer candidato a diputado nacional por el frente que encabeza, siendo
que hace sólo 4 años, superó el 33% de intención de voto.
Pienso que, luego de haber transitado
por las opciones y representaciones políticas tradicionales, el país y su gente
debe mirar y buscar dentro de si a las personas que con sinceridad, entrega,
abnegación, patriotismo y verdadero nacionalismo, han vivido y viven construyendo
cada día un país mejor para sus hijos y para las generaciones futuras.
Si
actuamos así, seguramente nos daremos cuenta a poco de observar, que estas
personas no son otra que la siempre sacrificada y nunca bien reconocida clase
trabajadora.
Ella ha conocido tiempos de condiciones de trabajo esclavo, ha
conocido tiempos de humillación y privaciones, ha conocido tiempos de
persecuciones, desaparición y muerte; pero también ha conocido tiempos de
justicia social y laboral, de vacaciones pagas, de obras sociales y atención de
la salud, de reconocimiento del aguinaldo, de lograr con el esfuerzo de su trabajo una vivienda digna, de hacer
estudiar a sus hijos y alcanzar aquel sueño de ”mi hijo el Doctor” y tantos y
tantos estados de felicidad que hoy parecen cosas del pasado.
Considero que debemos darnos y darle esa
oportunidad de dirigir los destinos de nuestra Patria a esa clase trabajadora
que con su esfuerzo ha construido la riqueza que ha permitido a nuestro país,
alcanzar ese sitial en el mundo que una vez supimos tener.
El volver a desarrollar la cultura del
trabajo, la protección de la salud, la asistencia y protección de nuestros
niños y mayores, entre tantos temas
prioritarios, nos devolverá la alegría y el orgullo de ser Argentinos y
alcanzaremos la grandeza de nuestra Patria y el bienestar de nuestro Pueblo.
POR DORA FONTANES
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