14 mar 2011

San Miguel: Columna de Opinion de Diego Belon

El Consecuente Crece Mientras
que El Obsecuente trepa 


Ser consecuente con una idea es saber siempre donde uno está parado y lo que se realiza en la vida diaria lleva el sello de la seguridad.

El consecuente se puede equivocar, se es humano; pero siempre desde la convicción y no desde la especulación

La especulación justamente es el motor permanente del obsecuente. Y eso destruye cualquier lazo de confianza que se pueda tener.

El consecuente tiene la tranquilidad de conciencia que da la confianza en una idea, una ideología que le permite pararse frente a sus adversarios sabiendo lo que piensa, siente y quiere

La obsecuencia construye lazos de intereses, sin libertad de conciencia y atado a las decisiones, humores y estados de ánimos de otros.

Mientras que el Ser consecuente te obliga a ser paciente, saber que tu conducta es el resguardo para muchos.
La obsecuencia permite logros rápidos, pero también rápidamente” El obsecuente termina solo cuando ya no le es útil al dirigente”

La consecuencia se construye personalmente, en libertad de conciencia y siendo dueño de los pensamientos y las acciones sin tener que compensar nada a nadie.

Ser consecuente obliga a una línea de conducta que a veces provoca dificultades en la vida pero siempre el consecuente esta dispuesto a los grandes sacrificios, el consecuente Crece, mientras que el obsecuente busca el camino mas corto y el mas fácil.

Mientras el consecuente crece el obsecuente trepa

La política argentina fue fomentando Un vicio deplorable: la obsecuencia. Si algo han sabido los gobiernos argentinos es conseguir y pagar “idiotas útiles”.

La obsecuencia se convierte en una estrategia de ascenso que sustituye al mérito, la idoneidad, El único control de calidad es el beneplácito del jefe.

La argentina acredita una larga tradición de obsecuencia. Hipólito Yrigoyen consumía un diario redactado a la medida de sus gustos y fantasías; Juan Domingo Perón se cansó de escuchar cómo sus seguidores le decían a coro: "Perón, Perón, ¡qué grande Sos!"

Tal vez no haya una conducta más eficaz que la obsecuencia para corroer desde adentro a una administración, La política argentina fue perdiendo institucionalidad y pasó a depender cada vez más de decisiones y arrebatos personales

Los obsecuentes encierran a su líder detrás de un cerco de espejos que impide tomar contacto con la realidad de manera objetiva

La adulación y el sometimiento se agudizan en los regímenes de caudillismo. Los autoritarios, los personalistas se tientan con oír sólo su propio eco.

"El grado de autoritarismo de un gobierno está en relación directa con el monto de obsecuencia que demanda".

Nuestros líderes deben tener la grandeza de ver en las personas ayudas no peldaños. Sin exigir esclavitud a los sumisos ni enemistad a quien opina distinto.

Y para concluir, Pensemos que “En las cosas pequeñas de cada día podremos ir construyendo una sociedad argentina de pensantes obedientes y no de incultos obsecuentes”

Por Diego Belon

2 comentarios:

Anónimo dijo...

por fin la momia un gran militante salio a luchar por cristina se lo merese y ojala que sea electo diputado por su gran sacrificio demostrado en toda su militancia politica estoy con la momia junto a todos mis amigos de beccar

@ricbelon dijo...

Hola Belón, Belón !Que grande sos!!!Me acuerdo cuando ibamos en el coche a mi lado tan chiquito y lleno de sueños! Ojalá se te haga Hijo!